Revista Comunicación

Un príncipe para Corina

Publicado el 17 mayo 2013 por Soniavaliente @soniavaliente_

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Un príncipe para Corina es un programa de humor. Y de los buenos. Por la selección de los concursantes. Por la impecable realización. Por la presentadora, Luján Argüelles, que tiene alma de clown. Todos parecen saberlo menos Corina, una niña bien cuyo único mérito es ser preciosa a los 21. Algunos de los concursantes lo intuyen, otros lo saben: lo denotan sus hechuras, sus peinados, sus gestos. Lo dicho: este reality surrealista de amor es un programa de humor en el que se trabajan magistralmente los tempos, los silencios. Va un paso más allá de “Granjero busca esposa” o “¿Quién quiere casarse con mi hijo?” Una especie de “Mujeres y hombres y viceversa” pero hilarante. Una burla inteligente al género y al espectador que funciona.

Un príncipe para Corina

La selección de los 24 candidatos a ganar el corazón de la princesa -Corina, con una N, y que nada tiene que ver con la amiga entrañable del Rey, aunque el sólo nombre de la “tronista” dice mucho de la maledicencia de los guionistas- es de traca. Se dividen en 4 grupos. A saber: nerds, simpáticos, los únicos, y guapos. Que bien se podrían dividir en dos: frikis y chulazos. Los frikis son legión. Entre los únicos, se encuentran un vampiro costurero y un chino vasco aficionado al porno “por necesidad”. Y así todo.

Ni que decir tiene que su estreno el pasado domingo arrasó en Twitter: 114.000 menciones aunque el share televisivo, de momento, se le resiste a Corina con un 7%. Todo se andará. Por fin algo nuevo bajo el sol. La combinación perfecta tras el baño dominical de realidad de Évole. Un zap, y como nueva: sonrisa puesta. Como muestra, un botón: entra Corina en la habitación de un pretendiente y al ver la ikurriña, víctima de la LOGSE, dice: ¿Y esta bandera de qué país es? ¿De Japón? Disfruten.


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