Hoy domingo 1 de abril doy a conocer mi última contribución literaria: tras el prólogo a la obra segoviana Las danzas de palos en la provincia de Segovia. Estudio etnomusicológico y repertorio para dulzaina ,firmada por el etnomusicóloga Fuencisla Álvarez, publicada en el 2015 por el Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana “Manuel González Herrero”, esta primavera llega mi segundo prólogo literario. En esta ocasión, para dar comienzo a la segunda obra del segoviano Juan Enrique del Barrio Arribas y los zamoranos Margarita Vega y Miguel Ángel Casquero.

Su segundo libro, Testigos y Vigías. Una aproximación histórica y cultural al valle e Vidriales de Zamora, se presentó en la tarde de ayer -Sábado Santo- en la localidad de Santibáñez de Vidriales, y está dedicado a una nueva comarca zamorana, tras el primer volumen publicado en 2017 y presentado hace justo un año: Testigos y Vigías. Una aproximación histórica y cultural al Valle de Benavente.
Solo aventurarles a los tres el mismo éxito que con el primero, y darles las gracias por confiarme el prólogo. Sin duda alguna, aunque soy segoviana, he podido contar con mi experiencia de la infancia: siendo niña, viví en la localidad leonesa de Benavides de Órbigo, muy cerca de la frontera zamorana y del valle en cuestión. Por eso, y como he dejado escrito, “el territorio zamorano del Valle de Vidriales siempre estuvo, añorante, al alcance de mi mano… Hoy, y en forma de regalo esperado a la sombra del camino, me sumerjo ilusionada en este libro que me muestra el rico y variado patrimonio conservado en los más de veinte pueblos que se aúnan al noreste de esta provincia, “empeñados”, por otro lado, en despertar el interés de vecinos, visitantes y lectores”.