Revista Opinión

Un puto neocon y a mucha honra – Conclusiones

Publicado el 28 abril 2014 por Liberal
POLLO RELLENO
¿Cómo deshuesar un pollo? Aquí tienes el paso a paso
Esta semana en MasterChef, han preparado pollo relleno, pero claro... había que deshuesarlo previamente. Si os ocurre como a mí, que no lo he hecho nunca, porque siempre pido que me lo hagan en la carnicería, aquí dejo este enlace, para que no nos olvidemos de ningún paso. También en este otro enlace, indican todos los pasos, incluida la receta del relleno.  Si quieres ver el reto creativo del pollo relleno, aquí tienes el fragmento del  programa. 
Las claves para no olvidarnos de nada, están recogidas en la web directo al paladar:

POLLO RELLENO
Claves para deshuesarlo


Hay muchas recetas de pollo relleno, os inserto  dos, más abajo, que me han gustado y probablemente sean, las que intente hacer, cuando aprenda a deshuesarlo, yo misma. POLLO RELLENO
Receta de pollo relleno de carne y manzanas
POLLO RELLENO
Receta de pollo relleno con la ayuda de nuestra Thermomix
ómo los americanos deberían aprovecharse de las oportunidades. Ha dicho que EEUU debe hacer eco, como Ronald Reagan hizo, de Thomas Paine. Los progres más radicales, junto con la derecha totalitaria-fascistoide podrán intentar poner reparos, pero lo cierto es que esta tradición es muy fuerte, demasiado fuerte en EEUU como para ser ignorada. Es un reflejo de convicciones profundas y ambiciones duraderas. Incluso, hasta los más críticos suelen acabar estando de acuerdo con las generalidades del mensaje.

Todo esto nos vuelve a presentar la pregunta sobre si los “neocons” arrastraron a EEUU para entrar en otra guerra en Irak durante el año 2003. ¿Cómo lo hicieron? Nadie decía que Bush II era un “neocon” antes del 2003, ni Dick Cheney , Donald Rumsfeld o la negra patriota Condoleeza Rice.

Luego está la cuestión de la opinión pública. La guerra de Irak en el 2003 fue, a diferencia de otras guerras, tremendamente popular entre los americanos, antes y durante su lanzamiento — más popular que la guerrar en Kosovo o Bosnia, o las invasiones del Panamá y Granada. Fue tan popular como la primera guerra del golfo pérsico en 1991. Incluso después de que los investigadores dijeron que no existían las armas biológicas, químicas o nucleares que los servicios de inteligencia americana (de dos presidentes, ajem) y varios países europeos afirmaron que existían no existían en realidad, la guerra seguía siendo popular en los EEUU. Todavía en abril del 2003, más del 70% de los estadounidenses apoyaban la guerra en Irak según las encuestas del Washington Post y ABC News. Otra encuesta del CBS reveló que el 60% de los estadounidenses creían que la guerra mereció la pena aún cuando no pudieron encontrar las armas. Solo el 19% pensó que era necesario demostrar que existían esas armas para justificar la guerra. El apoyo fue cayendo únicamente cuando la guerra empezó a ser interminable y otros países dejaban de apoyar al ejército americano.

El apoyo político también estaba por las nubes en el Senado. Algunos incautos dicen que eso se debe a que los demócratas no podían resistir al Presidente Bush II, pero eso es falso ya que en 1991, los demócratas en mayoría votaron en CONTRA de la resolución de Bush I autorizando la guerra contra Hussein. Así fue de mezquino el Partido Demócrata en 1991. Y si apoyaron la guerra en el 2002 se debe precisamente a que temían perder sus escaños porque sus votantes se iban a enfurecer por el hecho de no apoyar una guerra moral contra Saddam.

Todos estos personajes – Cheney, Rumsfeld, Kerry, Clinton, Hagel…¿todos eran neocons? En cierta medida, sí. Esto es, todos pertenecen, de alguna forma u otra, a la misma tradición de la política exterior americana que hoy se llama “neoconservadurismo”. Todos creían en el poder americano y la capacidad para que EEUU usara ese poder para su propio beneficio y también para ayudar al resto del mundo. Todos habían apoyado el uso de la fuerza alguna vez en sus carreras políticas, en Irak, Panama o Bosnia y Kosovo, con o sin apoyo de aliados, con o sin la autorización de la ONU y a veces persiguiendo intereses americanos más ideológicos que tangibles.

No ignoremos que mucho antes de Bush II, en los años 90, ya había voces apoyando intervenir en Irak. La mía, por ejemplo. Os podría escanear aquí cosas que yo escribí a puño y letra en 1998, sobre qué medidas tomar contra Sadam. Ya en 1998, yo pedía una intervención militar con el objetivo de castigar, en un ataque aereo, los intereses de Sadam Hussein, que para mí era un agresor en serie, un criminal internacional que podría apoyar a terroristas islámicos. No ignoremos jamás que precisamente Clinton permitió, autorizó el uso de la fuerza durante cuatro días de bombardeo y ataques con misiles contra fábricas en Irak que se sospechaba fabricaban armas ilegales. Bush II no inventó querer derrocar a Hussein. Ya era un objetivo del propio Clinton y de voces como la mía.

Echarle la culpa a un puñado de “neocons” por la guerra es un intento de escaparse de una realidad que podría molestar a muchas personas: que hay algo en el carácter americano que le conduce en una dirección bélica contra tiranos. Los americanos se ven como un pueblo amante de la paz que no se meten con nadie salvo que sean provocados.

La administración de Clinton, lejos de ser “antiguerra”, también había utilizado la fuerza contra Somalia, Sudan, Haití, Bosnia, Kosovo y, por supuesto, Irak. Utilizó la fuerza sin el “permiso” de la ONU. Bombardeó y lanzó misiles en Irak contra las aireadas protestas francesas y otros “aliados”, y lo había hecho por los mismos motivos que Bush — cambio de régimen en Irak.

Con todo lo que oímos de los críticos en EEUU contra esta cosmovisión tan característicamente protestante y neo-puritana sobre el mundo, aquellos candidatos políticos más aislacionistas y críticos, de izquierdas o de derechas, no consiguen ni un porcentaje de votos digno de mencionar, sea Ron Paul, Ralph Nader o Dennis Kucinish. En el 2008, en el 2010, actualmente, los votantes americanos, al igual que los americanos del siglo XX y XIX, eligen candidatos con una cosmovisión internacional y que busquen un papel poderoso para USA en el mundo. Eligen variaciones de lo mismo, algunas veces templados, otras veces más activos, pero siempre lo mismo: fuerza militar, intervención cuando haga falta, un papel global de EEUU en el mundo.

Lo cierto es que la actitud idealista, a veces militarista y cañera de EEUU ha conseguido logros históricos que todo liberal que se precie debería aplaudir: la derrota del nazismo, del imperialismo japonés y el comunismo soviético – todas victorias contra esos males que deberiamos celebrar. También hubo fracasos, por supuesto. Pero tanto los éxitos como los fracasos son los hijos de la misma América. No se derivan de la inocencia o pureza del motivo, sino de la disposición que tienen los americanos para usar la fuerza, su ambición perpetua y sentido del honor global, sus ánimos y energía a la hora de defender tanto intereses como principios morales, su desencanto con lo de “es lo que hay” y creer que el cambio es posible.

¿De verdad que creeis que el mundo sería mejor sin un EEUU poderoso? Yo no, señores. Para mí, EEUU es la potencia imprescindible, la madre de Occidente actualmente.

Millones de personas en el mundo están vivas gracias a la doctrina Monroe americana y la doctrina de Truman. Es imposible toparse con un alemán o japonés normal que esté en contra de las libertades personales que goza actualmente bajo una constitución nacional escrita por los EEUU de América. No hay nada “neo” ni “con” de Irak y otros sitios militaristas, dictatoriales, asesinos y déspotas. Claro que intervenir tiene sus riesgos, sobre todo si se trata de nativos medievales, anclados en un dogma completamente extremista y fuera de lugar en el mundo del siglo XXI ý estúpidamente, con la poca verguenza de sus cómplices anti-americanos en muchas partes del mundo, sobre todo en Europa (que debería apoyar a EEUU incondicionalmente) llaman “invasor” a su liberador.

Y, claro, América también tiene sus intereses. ¿Es acaso eso algo raro? ¿Acaso no tenemos todos intereses? Pero la diferencia es que los valores de EEUU son inclusivos, para todos, no son imperialistas, no pretenden que un árabe musulmán sea “como los americanos”, sino que sean libres y no amenacen a esta gran república. Los republicanos seremos unos seres desagradables ante los ojos de la opinión pública global, seremos “neocons”, seremos “cabrones”, seremos “egoistas al servicio de las empresas”, pero a mí personalmente no me importan las críticas. Me interesa la trayectoria para la libertad. No miro hacia atrás, miro alrededor y al futuro. Lo que veo es un mundo cada vez mejor con menos tiranos gracias a las intervenciones militares de EEUU. Cada vez hay menos dictadores en el planeta y más libertades, menos pobreza, más prosperidad. Me llama la atención profundamente como los “progres” se ponen histéricos por 4000 terroristas islamistas muertos pero callan como zorras ante las 4000 muertes de gente en Los Angeles como consecuencia de la delincuencia en una ciudad controlada exclusivamente por ellos, por los progres. Vuestra selectividad moral confirma lo que muchos sospechamos: hipocresía.

Y esta filosofía de intervenir continúa con Obama. Justamente ayer, Obama advirtió al dictador norcoreano que EEUU no busca “dominar” con su fuerza militar sino defenderse ante amenazas, tal y como yo mismo advertí el otro día a un mexicano anti-USA en Facebook. Se quejaba mucho de EEUU, pero todos sus compatriotas pobres quieren emigrar aquí, porque saben que no hay otro país en el planeta que les tratará con el respeto que este país trata a los extranjeros.

Y EEUU simplemente ha mantenido vivo un espíritu occidental que murió en una Europa tan inútil como la actual. Érase una vez en la que España también se comportaba como una potencia occidental. Los españoles, invencibles dentro de su impresionante armadura de plata, brillante, paralizaron con el terror a pueblos todavía anclados en la edad del bronce y la piedra. Vulgarmente, los españoles llegaron a dominar a los indios, a los indígenas de las Américas. Con una facilidad increíble, aquellos hombres blancos españoles derrocaron imperios indios por completo y eran considerado dioses entre las multitudes serviles indias que adoraban todo lo español y adoptaron nuestra lengua, costumbres (las buenas y las malas) y mentalidad.

No, no señores: No voy a pedir disculpas por lo que hicieron las potencias europeas en América. No pediré disculpas porque eso sería otorgarle a los indios una nobleza y perfección que no tiene ningún ser humano depravado en este planeta.

¿Conclusiones?

Occidente debe recuperar su papel civilizador en el mundo, sin complejos, en un espiritu de legitima defensa. No para querer dominar a ningun pueblo, cuidado. No se trata de eso. Se trata de ejercer el poder sin complejos, ante amenazas que van surgiendo constantemente, dentro y fuera de nuestras fronteras.

¿Tendremos el coraje para intentar construir una civilización cada vez más libre, próspera, pero intolerante con los dictadorzuelos, caudillos latinos y terroristas de todo tipo que nos amenazan?

La política sin idealismo no tiene raíz: el idealismo sin un sentido de lo que es políticamente posible no da frutos, como bieno dijo nuestro propio Cánovas del Castillo. Yo nunca he dejado a nadie dudando sobre cuáles son mis ideales y objetivos, tanto para España como para el resto de Occidente.

Quiero vivir en un país o sociedades donde las leyes son pocas pero sencillas y firmes, ejecutadas imparcialmente y que se cumplan. Un país en el que, dentro de los límites de esas leyes, la gente sería libre para buscarse la vida y cuidar de sus familias sabiendo que un Estado eficiente siempre existirá para ayudarles cuando realmente lo necesiten.

La izquierda no es moderada. En Occidente, existen dos tipos de izquierdistas – los que solo se interesan por mantener el poder (gente como Alfredo Pérez Rubalcaba en España) y aquellos cuya ambición es transformar por completo Occidente, socializándolo y destruír el orden económico capitalista – son los llamados “revolucionarios”, los marxistas convencidos o gentes que dicen estar “desencantadas” con “este sistema”.

La derecha de hoy necesita idealismo, inteligencia y moderación, aquella moderación “wasp” que caracterizaba a la ya desaparecida élite antigua de EEUU hasta los años 80. Un idealismo templado por las realidades, pero firme a la hora de ejercer el poder e implacable contra cualquier amenaza contra los intereses atlantistas, capitalistas, de la OTAN, de nuestras libertades, que surjan.
Si por defender eso soy un “puto neocon”, pues soy un “puto neocon” a mucha honra. Antes puto neocon que un indeseable que comparta cama con dictadores y con gente tan indeseable como los tiranos en varios paises latinoamericanos, en Rusia, o en ciertos paises musulmanes.


 


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