Revista Opinión

Un sefardita

Publicado el 02 octubre 2011 por Cronicasbarbaras

Acaba de morir en Madrid un judío español que fue ejemplo de superación y grandeza en este país que debería emular a los que, como él, prosperan con talento y esfuerzo, a la vez que influyen en la sociedad para hacerla mejor.

Era Mauricio Hatchwell Toledano y tenía 71 años. Sefardita nacido en Casablanca, Marruecos, heredaba la memoria de sus antepasados expulsados en 1492.

El triunfo de los sefarditas, tan creativos y trabajadores, provocaba una envidia que, amparada por el fanatismo religioso, llevaba al antisemitismo.

Sin aquellos emprendedores, España cayó bajo clases parásitas que la empobrecieron a pesar de la ingente llegada de riquezas de América, que iban a las guerras religiosas y a alimentar la industria y el comercio que muchos de aquellos desterrados, precisamente, creaban en Centroeuropa.

Otros fueron a países musulmanes, donde aportaron su talento y retrasaron el declive que provoca una obsesiva religiosidad que cíclicamente se vuelve salafista y retorna a tiempos de Mahoma.

Los barrios judíos de las ciudades norteafricanas y del imperio otomano fueron durante siglos, y hasta la recreación de Israel, centros de iluminación cultural y económica.

El nacimiento de ese país en 1949, poco después del Holocausto, reinició las persecuciones a los judíos norteafricanos. Muchos tuvieron que huir a su patria recuperada. Algunos volvieron a la vieja Sefarad, como Mauricio Hatchwell.

Quien aquí, a partir de 1970, construyó un imperio empresarial partiendo casi de cero, a la vez que emprendía acciones filantrópicas y humanísticas que le hicieron merecer innumerables premios españoles e israelíes, entre ellos el Príncipe de Asturias de la Concordia.

Ojalá retornen muchos sefarditas como él y como sus antepasados: allá donde están crean la riqueza que España tanto necesita.

Lo entierran hoy, domingo, en el Monte de los Olivos, en Jerusalén.

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HACKWRITERS

James Skinner analiza la actualidad española a través del nacionalismo, los toros y los problemas económicos. Una de sus conclusiones es que España podría encaminarse hacia conflictos como los de los Balcanes, aunque sin guerras. 

Claro que los prolegómenos de esas guerras eran solamente hostigamientos verbales y actitudes despectivas de unos grupos socioculturales sobre otros.

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SALAS

ESPAÑA ENCOGE
 


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