Las mujeres que se someten a cirugía para tratar el prolapso de órganos pélvicos pueden reducir el riesgo de incontinencia teniendo un segundo procedimiento realizado al mismo tiempo donde los cirujanos implantan un “cabestrillo” para sostener la uretra, según una investigación reciente.
Sin embargo, los expertos advierten que las mujeres que tuvieron este procedimiento se encuentran en un riesgo mayor de complicaciones tales como dificultad para vaciar la vejiga, infección del tracto urinario, perforación de la vejiga y sangrado.
El prolapso de órganos pélvicos ocurre cuando los músculos y los tejidos de la cavidad pélvica se debilitan. Los tejidos sostienen órganos como la vejiga, el útero y colon. Cuando se debilitan, los órganos caen en la cavidad pélvica, presionando la vagina. En casos graves, el tejido vaginal sobresale fuera del cuerpo.
La cirugía para el prolapso alivia la presión en la cavidad pélvica y pone de nuevo los órganos en su lugar.
Sin embargo, la cirugía puede tener consecuencias imprevistas, como la incontinencia.
Se cree que los órganos caídos bloquean la uretra. Cuando los órganos son levantados por medio de cirugía, el bloqueo desaparece y, como resultado, las mujeres pueden experimentar incontinencia urinaria por estrés, o goteo de orina durante las actividades que van desde tos a hacer ejercicio.
Aunque los investigadores calificaron las complicaciones como relativamente menores, otros expertos dicen que los riesgos deben ser tomados en serio. Y algunas de las mujeres podrían no haber necesitado el procedimiento, en primer lugar, ya que sólo el 25 por ciento de las mujeres que con cirugía para el prolapso en realidad sufre de incontinencia, de acuerdo a la información de respaldo del estudio.
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