Revista Arte
Ya lo decía Sherlock Holmes: "cuando hayas eliminado lo imposible, lo que quede, por muy improbable que sea, ha de ser la verdad". William Desmond Taylor (1872-1922) fue un director de cine mudo que alcanzó gran éxito en los primeros años de Hollywood. El 2 de febrero de 1922 apareció muerto en su mansión de Alvarado Street, en pleno Hollywood. Su vida, como la de todos los miembros de esa Meca Dorada, fue un mosaico de relaciones frustradas, hijas abandonadas, cruces peligrosos, etc.
Había tantos posibles culpables como testigos. El caso no fue resuelto pero se llevó por delante muchas otras vidas y reputaciones. Nunca se descubrió al asesino. Mary Miles Minter (1902-1984) fue una actriz de cine mudo que mantuvo una apasionada relación con el director asesinado, pero no se pudo probar su participación ni nada por el estilo. Ésta falleció en la más absoluta soledad e ignorancia. Pleiteó toda su vida para evitar que fuese presentada como sospechosa.
Otra desconocida actriz, Ella Margaret Gibson (1894-1964), que participó como Miles Minter en algunas películas de Desmond Taylor, confesó en su lecho de muerte en 1964 que fue ella la que disparó y mató a William Desmond aquel febrero de 1922. Estas son las historias de la vida real, de esas personas que no llegaron a ser estrellas del Cine, que sólo consiguieron, si acaso, ser brillantes en algunos escasos momentos de sus vidas.
(Imagen fotográfica, 1920, de William Desmond Taylor, dedicada a Mary Miles; fotografía de la actriz Mary Miles Minter; imagen del rodaje de la pelicula dirigida por W. Desmond Taylor "La hora de las brujas" de 1921; imagen de la actriz Ella Margaret Gibson.)
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