Germán Prieto Guerra
Mientras arrastrábamos horas de sueño y tras gastar Sonos en un café en el bar del camping, poníamos rumbo a la plaza del Trigo para comenzar la jornada del viernes en Sonorama Ribera por todo lo alto. Era el turno de disfrutar con KITAI, aunque antes teníamos una parada de rigor para degustar el acústico de Shinova, una banda vasca de la que hablaremos de forma extensa más adelante, que tenían preparado para prensa. De ahí salimos con un gran sabor de boca y con la sensación de haber podido disfrutar en petit comité de una formación que dará muchas alegrías a la música nacional.
El alto en el camino hacía más complicado que nunca el poder sumergirse en una plaza del Trigo que superaba el aforo de asfixia en numerosos momentos y se hacía más que dificultoso poder disfrutar de los conciertos programados en el mítico escenario. Un Sonorama masivo que debe lidiar con el problema de albergar programación más que atractiva en una pequeña plaza de Aranda de Duero.
No sin problemas logramos bucear entre el público y encontrar un lugar privilegiado para uno de los conciertos más esperados. KITAI no decepcionaba. El derroche de energía de la banda era más que palpable en sus torsos desnudos, y tras unos cuantos excesos -ukelele estampando contra el suelo incluido- llegaba un final apoteósico con el vocalista surfeando por encima de la gran ola de público mientras le llegaba calimocho y otros tantos fluidos, como si se tratase de una diana a la que disparar mientras se moviese por encima del público. Una foto para el recuerdo.
De la sorpresa posterior poco que decir. Los Niños Imantados, el grupo telonero con marcado acento británico de Love of Lesbian, o lo que es lo mismo, Love of Lesbian con pelucas y maquillaje a lo The Cure, interpretando versiones donde no faltaron ni los mencionados ni Alaska. Un “A quién le importa” que enloquecía a la plaza y los “Toros en la Wii”, además de otros temas que no irían a tocar posteriormente en el recinto entre los que se encontraba el siempre efectivo “Me Amo”, encendieron una plaza que terminó coreando al unísono el adjetivo insignia -y resumen de lo acontecido- de los fans de John Boy: fantástico.
Ya instalados en el recinto y preparados para asistir a un maratón de escenario a escenario intentando no perder detalle de ninguna banda tuvimos que lidiar con un sol de justicia en los primeros compases de la jornada en el ferial.
Nudozurdo pudo con las altas temperaturas y con un público que se debatía entre resistir al sol o caminar hacia lugares con sombra. El que no lo hizo fue Carlos Sadness, en un concierto descafeinado que ni un repaso por sus mayores éxitos en muy poco tiempo logro encandilarnos. Tal vez le vayan mejor las horas nocturnas.
Egon Soda sí que fue mucho más efectivo justo después en el escenario Castilla y León. La banda de Ricky Faulker, el hombre más multiusos de la escena alternativa, cautivó a los asistentes mientras el sol caía y las temperaturas comenzaban a suavizar.
Las ganas que teníamos de disfrutar de Delorentos en directo eran descomunales, y los de Dublín enseñaron uñas y dientes en un directo sólido y divertido que hizo partícipe a un público que venía de nuevas pero que terminaron por impregnarse del pop de los irlandeses. Los últimos compases de “S.E.C.R.E.T” se mezclaron con The Hives en el escenario principal. Tocaba correr.
La banda sueca fue un huracán que arrasó el Sonorama Ribera. Unos Hives pletóricos y un Pelle Almqvist haciendo derroche de su poder de showman encima del escenario lograron que su directo fuese el más aclamado de la noche y de las mejores actuaciones de esta edición. Larga vida a The Hives, que por muchos años sigan deslumbrándonos con su brillante propuesta.
León Benavente hizo lo propio en el escenario Castilla y León después de huracán Hives. El listón estaba muy alto, pero los de Abraham Boba solo saben dar pasos firmes hacia adelante. Su segundo larga duración, “2”, ha llegado de la mano de un directo mucho más sólido y contundente. Están en su mejor momento y saben aprovecharlo.
La decepción de la jornada vendría de la mano de Love of Lesbian, que salieron a escena desganados y con un setlist poco acertado, donde siguen queriendo meter con calzador Psiconautas, que sencillamente deberían dejar para salas y espacios con más tiempo de actuación. Hemos visto mejores noches -o días en la plaza del Trigo- de la banda. Esta no fue una de esas en la que sales apabullado por el directo de Santi Balmes y los suyos. Otra vez será.
Belako supo defenderse ya a altas horas de la madrugada, con un público que fue a más a medida que llegaban del escenario principal. Un repaso de su último álbum y los hits de la banda en un directo correcto. La juventud de la formación es una gran baza para vislumbrar lo que pueden hacer estos chicos en un par de años, si no lo están haciendo ya.
Miss Caffeina eran los encargados de cerrar el escenario Ribera del Duero. Tras quedar satisfechos de su directo en la plaza del Trigo, no pudimos decir lo mismo de esa ocasión. Un Alberto desganado -parece el mal endémico de los artistas nacionales en el escenario principal- en unas horas demasiado tardías propiciaron un concierto “descaffeinado” de los Miss Caffeina. Siento la broma.
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