Revista En Femenino

Un verano calurosamente loco

Publicado el 26 agosto 2012 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Este ha sido un verano calurosamente loco, un verano cargado de idas y venidas, de encuentros y desencuentros, que todo hay que decirlo, de sol y de mar, de sabores dulces y amargos, como las noticias, de momentos de evasión entre las páginas de un buen libro, de risas, de olas, de recuerdos de tiempos pasados y de personas que se han ido, de descubrir lugares nuevos, de recrearse otra vez con los ya conocidos, aunque no por ello menos hermosos, de coger el toro por los cuernos, de subidas y bajadas, de maletas que se hacen y deshacen, de pisar las arenas de playas que permanecerán además de en nuestra memoria en los pequeńos frascos y cajitas en las que las guardo como recuerdo, de recordar eso de que “no hay mal que por bien no venga”, de nuevos conocidos, de confirmar, menos mal, que los de siempre siguen estando ahí, de esperas, de paciencia, mucha paciencia, de momentos cabizbajos pensando en lo que nos deparará el futuro, de temores, de teléfonos que no suenan, y cuando lo hacen consiguen sobresaltarte, de cosas que darías lo que fuera por cambiar, de gafas de sol a través de las cuales contemplar el azul intenso del mar, de cámara de fotos, de cumpleańos, de confidencias, de aventuras infantiles, de confirmar que no estamos solos, de compartirnos, de compartir con los nuestros, de terrazas al sol, de nińos, un verano de generosidad, un verano diferente, imprevisible e impredecible como la vida misma, pero que de repente se apareció ante nuestros ojos invitándonos a vivirlo como creo que debe hacerse, con intensidad, sin prisas, pero sin pausas, como si fuera el último, conscientes de que sería único e irrepetible, seguros de que si no lo cogíamos con fuerza quizás se nos escapará rápidamente, como cuando intentas atrapar el agua entre tus manos…
Pero sobre todo, y pese a todo, ha sido un verano compartido y feliz, compartido sobre todo con quienes más queremos y más nos quieren, sin duda, porque a medida que pasan los ańos vas descubriendo que la felicidad no consiste ni más ni menos que en eso, en disfrutar de los pequeńos momentos y de esas pequeńas cosas que la vida pone a tu alcance día a día.


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