Revista Cine

Un verano de cine

Publicado el 11 julio 2011 por Juancarbar

Por mucho que uno disfrute a veces con los blockbusters veraniegos de encefalograma plano (y este año hemos tenido y aún tendremos unos cuantos), resulta patente y manifiesto que la época estival no es aquélla en la que el cine de estreno brilla precisamente por su calidad. Por otro lado, y esto es opinable, sospecho que el Séptimo Arte lleva unos cuantos años en caída libre, y que cada vez más lo mediocre e insustancial se adueña de las carteleras para disfrute de cierto tipo de público que prefiere encontrarse con un mensaje estereotipado, dócil y perfectamente deletreado antes que realizar el esfuerzo de poner en funcionamiento sus neuronas y llevar a cabo esa capacidad que, dicen algunos supuestos entendidos, nos diferencia de los animales. O tal vez sea que aquello que antes ofrecía el cine ha venido realizando en la última década un progresivo éxodo hacia la pequeña pantalla…

Un verano de cine

Por eso, entre los calores de julio, la ausencia de competiciones deportivas (ni Mundial, ni Eurocopa, ni Olimpiadas… los veranos de los años impares son un maldito aburrimiento) y la imposibilidad de algunos de acercarnos a la costa y ponernos a remojo en agua y sales marinas, es digna de celebración la iniciativa de los cines Verdi de Madrid y Barcelona: una reposición de grandes clásicos de la historia del cine, reestrenados en pantalla grande y en versión original (y en algunos casos en remasterizadas versiones en alta definición).

Un verano de cine

En mi nada modesta pero siempre discutible opinión, este ciclo de clásicos no podría haber comenzado con mejor pie, pues su inauguración se produjo con “El Padrino” y “El Padrino, Parte 2” de Francis Ford Coppola. Siendo la primera una de mis cuatro o cinco películas favoritas de todos los tiempos, la experiencia de verla en el formato para el que fue concebida, apreciando la interpretación original de unos inconmensurables Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Diane Keaton o Robert Duvall y escuchando la inmortal partitura de Nino Rota con la calidad sonora que ofrece una sala de proyecciones, se tornó una de mis mayores alegrías cinéfilas en mucho, muchísimo tiempo. Nada más lejos de mi intención, por supuesto, minimizar la importancia de su segunda parte: apenas existen secuelas que puedan competir en igualdad de condiciones con sus antecesoras, y mucho menos cuando éstas están unánimemente consideradas cimas de la narración cinematográfica. “El Padrino, Parte 2″ es una de estas escasas continuaciones que prácticamente nada tiene que envidiar a la primogénita de la saga. 200 minutos de cine en su estado más puro que se pasan en un suspiro.

Un verano de cine

No termina aquí mi regocijo: a las dos obras maestras de Coppola les han sucedido otras dos joyas a cargo de Charles Chaplin, la icónica “Tiempos modernos” y la discursiva fábula de condena al nazismo “El gran dictador” (otra de mis cintas predilectas en estos más de cien años de celuloide). Esta semana se proyecta la monumental “Érase una vez en América” de Sergio Leone, que no será ni mucho menos la única en reestrenarse de entre las gemas que conforman la filmografía del pope del spaghetti-western: la celebérrima trilogía del dólar protagonizada por Clint Eastwood (“Por un puñado de dólares”, La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”) y la absolutamente maravillosa “Hasta que llegó su hora” tendrán también su momento de gloria en la programación de los cines Verdi en próximas semanas. Un plato que será muy grato para quienes crean que Quentin Tarantino ha inventado algo en esto de contar historias en una pantalla.

Un verano de cine

No muy lejos del último Tarantino se encuentra también “Ser o no ser” de Ernst Lubitsch, a la que el enfant terrible del cine moderno “homenajeó” (apréciese la ironía implícita en el entrecomillado) en sus “Malditos bastardos”, y que se erige como una comedia imprescindible plagada de situaciones intencionadamente absurdas y giros de guión descacharrantes.

En un registro radicalmente opuesto encontramos al francés François Truffaut narrando la infancia de aquel Antoine Doinel al que Aute dedicaba la hermosa canción “Cine, cine”. No soy un gran seguidor de la obra de Truffaut, pero de lo poco que he visto, “Los 400 golpes” me parece sin duda lo mejor, tan emblemática o más que “Fanny y Alexander”, la contribución del maestro sueco Ingmar Bergman a la programación estival de los Verdi.

Personalmente, encuentro especialmente ilusionante la retrospectiva que se hará a la década de los 60 de Roman Polanski, proyectando tres de sus películas que aún no he tenido el placer de descubrir: “El cuchillo en el agua”, “Repulsión” y “Cul-de-sac”. Para un tipo como yo, más instruido en el cine posterior del polaco de la polémica perenne, esta reposición es una oportunidad de oro para conocer sus títulos más añejos en las mejores condiciones posibles.

Un verano de cine

Finalmente, una sorpresa inesperada: el ciclo se cerrará (o al menos así está previsto), con una película perdida del cineasta Stanley Donen (artífice de “Cantando bajo la lluvia”, “Charada” y “Dos en la carretera”, entre otras). Se titula “La escalera” y su distribución fue impedida por la viuda de Richard Burton, uno de sus protagonistas, pues se negaba a permitir que los espectadores disfrutasen de la interpretación que su esposo hacía de un homosexual, protegiendo supuestamente la imagen pública del fallecido. Censurada por la dictadura franquista en su estreno en nuestro país, este ciclo de clásicos supone una oportunidad única para verla en su versión íntegra tras permanecer 35 años oculta a los ojos y oídos del mundo.

Un verano de cine

Podéis ver la programación de los cines Verdi para las próximas semanas en su página web. Mi recomendación es que, si la ocasión os pilla cerca, no dejéis escapar la posibilidad de disfrutar de algunas de estas joyas imborrables en su reestreno en pantalla grande. Se trata de un lujo del que quizás no volvamos a disponer en mucho tiempo.

Tags: cines verdi, el padrino, stanley donen, un verano de fine


Volver a la Portada de Logo Paperblog