“Mi favorito es Alexander Grothendieck, tal vez porque él se consideraba a sí mismo un escritor y no sólo un matemático, y porque casi todo lo que sale en el libro con respecto a su vida es real, aunque parezca ficción. Me fascina su sensibilidad y su delirio en búsqueda de Dios, porque es algo que he vivido en carne propia.”
Benjamín Labatut
Asistimos en los últimos años a la publicación de libros que tratan temas científicos dentro de la literatura habitual, sin estar condenados, afortunadamente, a un género determinado. Un verdor terrible es uno de estos libros, y se trata de un libro extraordinario.
Un verdor terrible describe varios de los descubrimientos científicos que han conformado el siglo XX, aunque alguno de ellos, como el azul de Prusia (cianuro de hidrógeno) se remonta al siglo XVIII. Una de las características de estos logros es que muestran la dualidad inherente a la ciencia (y quien dice ciencia, dice su sinónimo, conocimiento). La ciencia puede ser usada para fines que mejoren nuestra vida o para servir a los más atroces desiginios de la maldad. El mejor ejemplo, el cianuro de hidrógeno que Fritz Haber empleó para fabricar el Zyklon que aniquiló a millones de judíos (incluso a miembros de su propia familia), pero el propio Haber había descubierto la síntesis catalítica del amoniaco a partir del hidrógeno y el nitrógeno, fundamental para desarrollar los fertilizantes que permitieron un cambio drástico en los cultivos y en el aumento de la población; por ese descubrimiento fue galardonado con el Premio Nobel de Química de 1918.
Alexander Grothendieck
Pero son otros los episodios directamente relacionados con las matemáticas los que queremos destacar ahora. Uno es el referido a Alexander Grothendieck, uno de los iconos de las matemáticas de la segunda mitad del siglo XX. Su brillantez, su vida difícil, su honestidad rechazando cualquier privilegio, están descritos con la pasión requerida. Esa llama del genio de Grothendieck que lo llevó al delirio místico, y al aislamiento social, y probablemente a la locura final, pero dejando un legado de 70.000 páginas manuscritas que todavía tratamos de descifrar.
Karl Schwarzschild
Y que decir de ese episodio en el que el físico y matemático Karl Schwarzschild, sirviendo en el frente ruso durante la Primera Guerra Mundial, le escribe una carta a Albert Einstein el 22 de diciembre de 1915 comunicándole que había encontrado una solución exacta a sus ecuaciones, cosa que él no era capaz de hallar. Schwarzschild concluía su carta escribiendo: “Como ves, la guerra me trató con la amabilidad suficiente, a pesar de los fuertes disparos, para permitirme alejarme de todo y tomar este paseo en la tierra de tus ideas”. Y la respuesta de Einstein: “He leído su artículo con el máximo interés. No esperaba que uno pudiera formular la solución exacta del problema de una manera tan simple. Me gustó mucho su tratamiento matemático del tema. El próximo jueves presentaré la obra a la Academia con algunas palabras de explicación.” Esta carta ya no llegó al destinatario, fallecido el 11 de mayo de 1916 de una terrible enfermedad de la piel.
La mitad de este libro está dedicada a uno de los temas que todavía ocupa a matemáticos y físicos, y que probablemente los ocupraá duarnte mucha sdécadas más; hablamos de la mecánica cuántica. Labatut describe la lucha de ideas entre las dos versiones de la teoría, las de Erwin Schrödinger, la visión ondulatoria con su famosa ecuación, y la de Werner Heisenberg, con matrices. Esta lucha implicó a matemáticos y físicos de la época, y fue John von Neumann quién consiguió desarrollar una teoría unificada usando operadores en espacios de Hilbert.
Como se puede ver, 212 páginas llenas de pasión. Porque es imporatnte señalar el estilo de este libro. Si alguien ha leído las biografías de Stefan Zweig, o los libros de Patrick Deville o Éric Vuillard, reconocerá esa pasión. Un verdor terrible supone montarse en un caballo que cabalga sin descanso y te quita la respiración. Es de esos libro que uno no suelta hasta el final y se queda lamentando que ya haya terminado. Esperamos que Bejmaín Labatut siga escribiendo y publicando para nuestro deleite y conocimiento.
Benjamín Labatut
Sobre el autor (Fuente: Anagrama)
Benjamín Labatut nació en Rotterdam, Países Bajos, en 1980. Pasó su infancia en La Haya, Buenos Aires y Lima, y a los catorce años se estableció en Santiago de Chile. La Antártica empieza aquí, su primer libro de cuentos, fue publicado en México, donde ganó el Premio Caza de Letras 2009, concedido por la Universidad Autónoma de México (UNAM) y la editorial Alfaguara. En Chile apareció en 2012, y un año más tarde se alzó con el Premio Municipal de Santiago. Su segundo libro, Después de la luz, publicado en 2016 por la editorial Hueders, consta de una serie de notas científicas, filosóficas e históricas sobre el vacío, escritas tras una profunda crisis personal. Su tercer libro –Un verdor terrible–, además de en Anagrama, será publicado en 2020 por Suhrkamp (Alemania), Adelphi (Italia), Éditions du Seuil (Francia), Atlas Contact (Países Bajos), Pushkin Press (Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda) y Elsinore (Portugal).
Aquí les dejo con la presentación del libro con Benjamín Labatut
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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).