El viaje que hemos realizado este fin de semana comenzó con muy buen pie.
Salí a las 7 de la tarde de clase, para encontrarme a mis amigos (Itsaso, Amaia y Aitor) en la puerta con el coche esperándome para marchara Luz Ardiden. Antes de darnos cuenta, tras un viaje preocupándonos por si los esquís seguirán en el porta esquís o no, ya habíamos cruzado la frontera y nos encontrábamos en territorio Francés. Entre lagrimas nos toco despedirnos de Internet y el tan adictivo Whatsapp, para adentrarnos en un fin de semana sin móviles.
Tras dormir la primera noche en el piso de nuestra amiga, toco madrugar para ir a alquilar material, comprar forfaits y vestirnos para sufrir el frió en pistas. Amaia era la primera vez en su vida que pisaba la nieve,con lo que oírle preguntar cosas como si las botas de monte le servían para esquiar, nos alegraron la mañana.
Después en pistas llego la hora de la verdad. Tras muchísimos años sin esquiar en serio y habiendo pasado ya aproximadamente unos 10 años desde la ultima vez que toque unos esquís, mis expectativas en pistas eran de pasarme el día con el culo en el suelo. Para mi sorpresa, después de reírme tras oír tantas veces que esquiar era como montar en bici que nunca te olvidas del todo, me di cuenta de que algo de razón si que llevaban ya que por la Baby toque poco el suelo.
Animada al ver que no pasaba el día por los suelos, me deje engañar por mis amigos (Aitor e Itsaso), quienes tienen experiencia esquiando, y me anime a pisar las pistas de nivel azul, saltando así las de nivel verde. ¡Que no se diga que no soy de Bilbao! Jajajaja.

Al acabar el primer día, me sentía orgullosa de mi misma por ser tan valiente. aunque tengo que admitir que me caí alguna vez (como era de esperar) y casi me como una señal de pista. Pero bueno, de los golpes se aprende.
El segundo día transcurrió parecido. Las agujetas nos mataban a todos, sobre todo a Amaia y ami (quienes no teníamos experiencia en comparación son los otros dos). Amaia decidió dejar los esquís a un lado tras su mal pie del día anterior y se quedo en el bar leyendo. Yo ahora sola, decidí seguir con mi aventura con un Walkie Talkie en mano,por si me caía y no podía levantarme o simplemente para comunicarme con mis amigos.
Tras una desafortunada caída en una pista azul,por la que bajaba acompañada de mis amigos, al perder el control por una cuesta y bajar la mitad de ella dando vueltas (primero con la cabeza arriba luego abajo y luego de lado), la rodilla derecha me comenzó a molestar, por lo que fuí a descansar.
Si a las terribles agujetas del día anterior, le sumamos las leches que me di a la mañana (al estar la nieve tan dura) y el dolor de rodilla acabamos con un coctel molotov que provoco el ultimo incidente del día… Para despedirnos, Itsaso me convenció para subir a una pista azul que era muy larga, pero que tras a ver conseguido superar al resto no tenia que ser problema. Al montarnos en el telesilla, la niebla se fue haciendo mas densa y comenzó a nevar cada vez mas.
Comenzamos a bajar la pista sin problemas, vigilando Itsaso cada uno de mis movimientos al ser yo tan novata. Pero entonces comenzó el problema, cada vez se veía menos y mi rodilla cada vez comenzó a doler mas. Tanto, que tenia que tirarme al suelo a ratos para estirar la pierna ya que de mis ojos comenzaban a salir incluso lagrimas de dolor. Llego Aitor acompañado de una amiga de Luz de Itsaso, y los tres fueron animándome e intentando ayudarme a bajar.
Para mi desgracia, la pierna me seguía doliendo y la verdad es que me costaba hacer fuerza con ella. Por ello, estos tres comenzaron a hablar de dos opciones: la primera era que Aitor me bajase entre sus piernas y la segunda pedir una moto para que me ayudase a bajar.
Yo no quería montar ningún numero con una moto y que me bajase de allí, pero cada vez podía esquiar menos. Aunque por no hacerle tampoco sufrir a Aitor bajándome, iba avanzando yo poco a poco con dolor.
Finalmente cedí, ya que cada vez se me hacia mas eterna la pista y no podia con el dolor, y Aitor me coloco entre sus esquís y bajamos así:

Con un cansancio mas que razonable, en mi caso… mi mente, oídos y boca desconectaron creando anécdotas como:
De oír “… esta con un tal Iban” a yo oír “…esta con un Talibán” o incluso decir en vez de “cojín” “jodin”.
Y ese es mas o menos todo mi fin de semana. Si me acuerdo de mas o lo que sea ya escribiré.
Gracias en especial a Chertu, Itsas y Ziortza por su paciencia y cuidados en la ultima bajada del Domingo y a Mayis por cederme parte de su sitio para las piernas para que yo estirase mi “pata chula”.
¡Hasta la próxima!

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