Alerj, la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, quería mostrar a los fumadores lo desagradable que nos resulta su olor a los que no fumamos, promoviendo así el pensamiento que tenemos de ellos y ganar un puntito más para convencerles de que dejen de fumar.
Siempre vemos campañas contra el tabaco que hablan de los problemas más duros que puede ocasionar, todos ellos consecuencias a largo plazo, pero nunca se ha atacado al fumador con las consecuencias inmediatas, y una de esas es el olor que se queda pegado a la ropa, el aliento, o a la misma piel. Atacar la autoestima de las personas puede ser efectivo en este caso.
Campaña muy diferente a las vistas en este ámbito realizada por la agencia Staff Brasil.