Por años esperamos este viaje, por años lo planeamos y por fin lo vivimos. El plan era ir a disfrutar del frío y la nieve de Canadá y para ello habría que elegir los destinos y fechas perfectas. Con este objetivo, Canadá tiene opciones para aventar para arriba de noviembre a marzo o más allá, en varios puntos del país, pero nosotras optamos por regresar a la Provincia de Quebec, luego ir a Nova Scotia y concluir nuestra ruta en Ontario.
El vuelo lo hicimos con Aeroméxico y el punto de entrada a Canadá fue Montreal. Apenas llegamos fuimos hasta Mont-Tremblant, que está a tan sólo 149 kilómetros de esta vibrante ciudad. Resultó ser una villa mucho más bonita que en fotos. Ahí nos hospedamos en el hotel Fairmont Tremblant, que es el único que está en la entrada de las pistas para esquiar; y hablando de esa actividad, pues aprovechamos para tomar nuestra primera lección de esquí; pero también hicimos un tour de snowshoeing maravilloso y con un guía que es toda una sensación.
Fairmont Tremblant.
Mont-Tremblante nos encantó, con sus blancura, su gente yendo y viniendo, esquiadores expertos y otros tantos principiantes, restaurantes, casas con tejados de colores, tiendas… es un lugar al que se debe ir porque es el resort número 1 de Norteamérica del Este cuando se trata de disfrutar de la nieve. Es como una villa de tarjeta navideña.De ahí, regresamos a Montreal por carretera y luego fuimos en tren con Vía Rail hasta la ciudad siempre encantadora de Quebec. Este viaje toma tan sólo 3 horas y media, y se hace con fabuloso servicio y hermosas vistas nevadas. Llegamos y contrario a lo que esperábamos, no había mucha nieve.
Con lluvia y a una temperatura de tan sólo 4 grados bajo cero, fuimos directo hasta el Hótel de Glacé, donde pasamos la noche. Ir a un hotel de hielo podría pensarse como una aventura de pasar frío mientras duermes, pero no es así, este lugar tiene entretenimiento además de vivir una gran experiencia al dormir sobre una cama de hielo. Sobrevivimos a tan extrema y fría aventura, para luego ir a un recorrido que nos llevó a ver Chute Montmomercy congelada. Esa mañana el frío endureció y estábamos a -17°C, pero aun sin caída de nieve.
El único hotel de hielo en América, Hótel de Glacé.
Luego fuimos al centro de la ciudad, cominos, paseamos y nos dirigimos hasta el que sería nuestro hospedaje por dos noches, el famosísimo Le Château Frontenac. Los siguientes tres días visitamos los museos y descubrimos sitios interesantes que debo compartirles en mis siguientes posts.
Nuestra ruta continuó en tren y con Via Raíl fuimos en The Ocean de Quebec a Halifax, en la Nova Scotia. Dormimos en el tren y pasamos una jornada colmada de ríos y lagos congelados, nieve y árboles pintados de blanco y verde.
Llegamos cuando había oscurecido en Halifax (5:30 pm), tan sólo a tiempo para registrarnos en el hotel Delta Barrington, cenar y esperar que llegara la mañana siguientes para recorrer la ciudad y descubrir que aún en invierno y con su tranquilo ambiente, es una lugar encantador que guarda innumerables secretos del Titanic. Conocimos su museo Pier 21, visitamos el Farmer’s Market que es el más antiguo de Canadá y nos topamos con una biblioteca pública de envidia.
El tiempo de partir llegó y por aire fuimos hasta Toronto. Llegamos con luz, aunque pasaban las 5 de la tarde y fuimos directo al Chelsea Hotel que tiene una ubicación privilegiada, a tan sólo dos cuadras del Eaton Center y cerca de muchos atractivos, como para ir caminando hasta ellos.
Al día siguiente visitamos las Cataratas del Niagara en una excursión de un día. Visitamos también Niagara-on-the Lake y Peller Estates Winery, donde comimos delicioso y degusté el muy famoso ice wine.
Los días restantes los pasamos recorriendo Toronto: CN Tower, Casa Loma, ROM, Ripley’s Acuarium, Distillery District, Nathan Square y varios sitios más, para finalmente regresar a casa con Aeroméxico luego de 16 días de una entrañable aventura congelada en Canadá.
“The cold never bother me anyways”.
El trayecto en The Ocean toma casi un día de Montreal a Halifax.