El enclave de la ciudad española de Segovia se remonta a muchos años de antigüedad, antes incluso de la llegada y asentamiento de los romanos. Sin embargo, fue Roma quien erigió el magnífico Acueducto a finales del siglo I, d.C., una extraordinaria obra de ingeniería civil romana, la más grande catalogada en España.
Ignacio Zuloaga y Zabaleta (Éibar, Guipúzcoa, 1870-Madrid, 1945) fue un gran pintor español, universal y vitalista, formado originalmente con los impresionistas franceses. Pero pronto encontró su propio camino artístico influenciado por el momento que España vivía (finales del siglo XIX) y su decadentismo. El estilo de Zuloaga es dramático, realista, tanto que se le criticó por dar una visión demasiado oscura de su país.
Contribuyó mucho a introducir el arte español contemporáneo en los Estados Unidos, y por lo tanto a ofrecer un mejor conocimiento de lo hispano en ese país, aunque sus obras de desnudos escandalizaron a la sociedad norteamericana. Recorrió toda España y gran parte del mundo. Andalucía le fascinó y vivió incluso durante 1892 y 1893 en Sevilla. En 1898 decidió instalarse en Segovia aprovechando que su tío Daniel, también artista y pintor, tenía una estancia y negocio en la ciudad.
En la antigua casa-palacio de los Ayala-Berganza, en el barrio de San Millán de Segovia, se cometió un macabro crimen en la primavera de 1892. Un francés que residía allí fue asesinado junto con su sirvienta por tres malhechores segovianos (Aquilino Vázquez, Enrique Callejo y Emeterio Salinas) que sólo pretendían robarle. Fueron ajusticiados en la última sentencia a muerte, por garrote vil, llevada a cabo en la ciudad.
El pintor Zuloaga decidió alquilar esa casa en 1902 junto con un amigo, el también pintor Ramón Uranga, para instalar ahí su taller. Según cuenta una leyenda, su amigo Uranga decidió bajar al sótano por primera vez y le pareció ver entonces un aquelarre de viejas con velas en las manos adorando a Satanás. La visión duró poco, y Zuloaga sólo pudo recoger la historia que le contó su amigo en el cuadro "Las Brujas de San Millán". Los pintores abandonaron la casa, llamada también "La casa del Crimen" o de "las Brujas", y años después pasó a ser una carbonería antes de convertirse en 1999 en un hotel que lleva el nombre de los Ayala-Berganza, primitivos pobladores de la casa en los siglos pasados.
(Imágenes de la ciudad de Segovia; cuadros del pintor Ignacio Zuloaga: "Angustias con mantilla blanca y abanico" de la colección Gerstenmaier; "La Gitana y el Loro"-colección particular-; "Retrato del escritor Azorín" -Subastado en Sotheby's-; "La Oterito en su camerino" -Museo Zuloaga-; "Las Brujas de San Millán" -Museo de Buenos Aires-; imagen del pintor Ignacio Zuloaga; fotografía actual del palacio Ayala-Berganza en Segovia.)
Revista Arte
Sus últimos artículos
-
El mundo como dos visiones de la realidad: la subjetiva y la objetiva, o el paisaje como argumento inequívoco de la verdad.
-
El Arte es como la Alquimia: sorprendente, bello, desenvuelto, equilibrado, preciso y feliz.
-
La orfandad interconectada de un mundo desvalido tuvo ya su némesis cien años antes.
-
El amor, como el Arte, es una hipóstasis maravillosa, es la evidencia subjetiva y profunda de ver las cosas invisibles...