“¡Vaya!, otro bonito artilugio hecho con bambú que hará las delicias de los que buscan productos con pátina eco”- fue la primera impresión que tuve al ver esta bici. Pero mi opinión fue moldeándose a medida que iba conociendo la historia que hay detrás de este cuadro de bicicleta. Craig Calfee es un tipo californiano que lleva vendiendo bicicletas de alta gama desde hace años. Un día probó a experimentar con caña de bambú porque intuía que un cuadro de bambú podía funcionar igual o mejor que los que hacía en fibra de carbono. Y, efectivamente, la bicicleta es resistente, ligera, evita vibraciones y, de hecho, ha sido reconocida como una de las mejores bicicletas en los premios de Bicicletas Hechas a Mano de Norte América.
De momento, la bici se vende en EEUU y pronto llegará a Europa. Aunque antes ha pasado por África. En el 2006, Craig se acordó de sus viajes por el continente africano en los ’80 y pensó que una bici de bambú no sería difícil de hacer allí -pues hay mucha materia prima- sería de gran utilidad –ya que es un sistema de locomoción común- y podría ayudar al desarrollo comunitario. Contactó con la ONG Earth Institute of Columbia University y pusieron rumbo a Ghana, donde empezaron el programa Village Bicycle Project. A través de este programa, Craig está enseñando a personas con escasas garantías de futuro laboral a crear bicis de bambú para que puedan emprender sus propios negocios. Sobretodo, se han enfocado en bicicletas de carga y multipersona, que son las que más éxito pueden tener en aquellas poblaciones. Más allá de lo sugerente que pueda resultarnos una bici hecha con bambú, el proyecto que hay detrás es coherente, y empieza a rodar hacia otros países de África y Asia.
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