¿Quién diría que no a una boda en la playa? Con el calorcito que está haciendo estos días teníamos muchas ganas de enseñaros esta boda que organizamos y diseñamos a principios de verano en la Costa Brava. Virginia y Vicenç que , por cierto, fueron invitados de una de nuestras bodas en 2014, tenían muy claro que querían que su boda fuera en la playa, pero no en una cualquiera llena de bañistas, sino en una calita de la Costa Brava lejos de las multitudes que suele haber en los meses de verano.
Una boda en la playa
No fue fácil, pero finalmente dimos con el lugar ideal. Montamos una ceremonia en la arena, con una estética muy natural y mediterránea: un arco de madera de estilo muy orgánico con olivo y flores blancas, sillas blancas para los invitados, una barra de cervezas La Brava (no podía ser otra cerveza ;)), y hasta un rincón para que la gente dejara sus zapatos y disfrutara de esa sensación tan placentera de notar la arena en los pies.
Citamos a los invitados en el puerto, y allí los recogió un barco que los llevó hasta la misma cala donde iba a ser la ceremonia. Y la sorpresa fue que, al cabo de un rato, apareció un velero en el horizonte que traía a nuestros novios. Como el velero no podía llegar hasta la arena, desembarcaron en una zodiac, ¡menudo momentazo!
Al terminar la ceremonia, los invitados disfrutaros de un cocktail al aire libre, con una vermuteria incluida. ¡Lo que nos gustan las vermuterias en las bodas! Para la cena montamos mesas alargadas, con caminos de macramé y flores, más olivo y plantas crasas. ¡Ah! Y como siempre: ¡muchas velas y lucecitas de verbena!
Virginia llevó un vestido de Rime Arodaky, para las flores contamos con el equipo de Alblanc Atelier, que captó a la perfección la idea que teníamos, y encontramos el material ideal en Abanik.
Las fotos de nuestra amiga Sara Lázaro son totales y narran a las mil maravillas lo maravillosa que fue esa noche de verbena en la playa, un inicio de verano perfecto que ya nunca vamos a olvidar. ¡Gracias Virginia y Vicenç por confiar en nosotros!