Hace unos días terminamos de decapar y lijar con profusión, para dejar en madera vista, un par de sillas y una mesita auxiliar. Ello provocó que nuestro taller necesitara una limpieza a conciencia, cosa que hicimos en un par de mañanas. Pero este zafarrancho nos supuso encontrar tesoros que teníamos apilados y que habían desaparecido de nuestra memoria, como esta botellita de cristal.
En principio, y como ya habíamos usado el decoupage y no queríamos repetir, decidimos pintarla a la tiza con spray.
Es estupendo esta forma de aplicar color, siempre que se use en un lugar aireado y con una caja que evite los temidos salpicones.
Pero el resultado no nos gustó demasiado, no por el tipo de pintura, sino por el color... Queríamos darle más vida, así que usamos la primera capa beig como base para nuestro adorado verde aturquesado....
Mucho más vistosa así, ¿verdad?
En otra de nuestras visitas a mercadillos localizamos estos pequeños apliques. En realidad son unos tiradores muy especiales, aunque poco prácticos por su forma escasamente ergonómica.
Pero nosotras le vimos su sitio enseguida. Quedarían perfectos con un poquito de silicona caliente.
Decorando nuestra botella con aire diferente....
... para dar a luz un florero muy especial. ¿Qué os parece?
Esta frugalidad nos lleva, como cada viernes, a casa de Marcela Cavaglieri, donde se unirá a la fiesta semanal que en ella celebra la imaginación de sus lectores. ¿Os venís?
¡Feliz fin de semana!