La mamá de Juanín le explicó un día que, a veces, cuando menos te lo esperas, aparece una carroza en forma de calabaza y se lleva alguna de nuestras cosas más importantes a un país muy bonito que queda a un par de palmos de las estrellas. Antes del verano, Juanín añadió "mamá" a su lista de cosas importantes.
En el segundo cajón de la mesa donde hace los deberes, Juanín tiene guardada una libreta con una lista de las cinco cosas más importantes para él. Lo que pasa es que, a veces, aparece una carroza con forma de calabaza, tirada por dos caballos pardos, que le quita alguna de esas cosas para llevárselas a un país muy bonito que se encuentra muy cerca de las estrellas. Esta vez, la carroza mágica ha pasado para llevarse al abuelo. Antes, ya se había llevado a mamá, al hámster blanco, el cuaderno de dibujos y el escudo de los calcetines de futbolista. Pero lo que nunca se lleva son los recuerdos bonitos que Juanín guarda de sus paseos con el abuelo o de sus ratos dibujando con mamá.
El libro está divido en varias partes. En la primera conocemos a la familia de Juanín. En la segunda, descubrimos las historias que hay detrás de algunas de las cosas importantes que se llevó la carroza con forma de calabaza. Y en la última, vemos a Juanín y a su papá comenzar a superar el duelo por esas cosas perdidas y a dar oportunidades a que nuevas experiencias importantes aparezcan en sus vidas.
Uno de los detalles que más me ha gustado es que Enric Lluch no se centra únicamente en el duelo por la pérdida de un ser querido, sino que lo presenta como un proceso que experimentamos cada vez que perdemos algo que es importante para nosotros, ya sea una persona o una cosa material. Por supuesto, cada proceso es distinto (al final también podemos ver cómo se enfrenta a él el papá de Juanín) y el propio niño se dará cuenta de que incluso entre su lista de cosas importantes hay algunas que lo son mucho más y otras que lo son un poquito menos y por eso se ve capaz de tacharlas para poder añadir las nuevas.
Todo esto lo vemos desde el punto de vista de los ojos inocentes del pequeño Juanín, por lo que la historia está cargada de ternura.
La edición incluye muchas ilustraciones a todo color. Mercè Arànega utiliza un estilo dulce que acompaña perfectamente al tono del texto.
Una carroza en forma de calabaza es una lectura recomendada a partir de ocho años, que nos habla del proceso de duelo, de la familia y del carácter pasajero de algunas cosas, desde un punto de vista inocente, entrañable e incluso con ciertos toquecitos de humor.