La consagración de una estrella es fruto de diversos factores. El contexto favorable es uno de los más importantes, y de los que más descolocan al aficionado, que ha visto como una joven promesa pasaba de decepcionar en su equipo, a destacar en otro. Un ejemplo de esto puede ser Álvaro Morata, que alcanzó un alto nivel en Italia, pero que no logró reproducirlo ni en Madrid ni en Londres.
Otro factor importante es la confianza del técnico y el encaje en su sistema. James Rodríguez nos viene a la mente al hablar en estos términos, pues alcanzó sus mejores picos con Carlo Ancelotti (Madrid o Bayern) pero no funcionó con otros entrenadores blancos.
Pero sin duda alguna, cuando hablamos de una joven promesa, lo más importante es la gestión del talento.
De estrella a estrellado
Muchos de los mejores jugadores del mundo, ya apuntaban maneras desde sus inicios. Messi debutaba con el Barcelona a los 16 años, Cristiano Ronaldo llegaba a todo un Manchester United con 18 y a Neymar se le empezaba a quedar corto el continente Sudamericano con 19.
Pero también conocemos casos de jugadores que, o bien no llegaron a explotar, o alcanzaron un nivel más que decente, pero no lograron cumplir las expectativas que apuntaban. Siendo casos muy distintos los Bojan, Jesé, Diego Capel o Jurado como exponentes locales, no lograron alcanzar el nivel que parecían proyectar. A los mencionados, podríamos sumar los casos de Balotelli, Robinho, Gourcuff, Arshavin, Quaresma o Pato entre muchos otros. Todos ellos, con carreras y proyecciones distintas, tienen en común el haber decepcionado de alguna manera por las altas expectativas que había.
Cada vez más jóvenes
No obstante, hoy en día, la irrupción del talento joven se produce cada vez más pronto. Cuando otros debutaban o empezaban a destacar, ahora ya están consolidados en sus equipos. Por poner de manifiesto el discurso, vamos a ejemplificarlos con algunos jugadores.
Jadon Sancho (20 años) llegó hace tres temporadas al Borussia Dortmund, donde se ha convertido en pieza clave y en el sueño de muchos grandes europeos. A los 18 años ya debutó con la Selección absoluta y el Manchester United lleva un par de temporadas tras él. Algunos hablan del inglés como futurible al balón de oro en la era post Cristiano y Messi.
Siguiendo en el Dortmund, Erling Braut Haaland (20 años) es una de las actuales perlas mundiales. Tras romper récords en la liga austriaca, el noruego ha caído de pie en la Bundesliga y ya ha debutado con la Selección de Noruega a los 19 años.
No podemos obviar el increíble caso de Killian Mbappé (21 años). El delantero debutó con una potentísima Francia con 19 años convirtiéndose en el jugador más joven en marcar en una final de un Mundial desde Pelé en el 58. A nivel de clubes, marcó su primer hat-trick con el Mónaco a los 18, temporada en la que sorprendió a Europa llegando a semifinales de Champions League y ganando la Ligue 1.
En Francia tenemos también a Eduardo Camavinga (17 años) estrella absoluta del Rennes, que ya suena para los más grandes y que ya ha debutado con la Selección absoluta de Francia, convirtiéndose en el jugador más joven en hacerlo desde 1945.
La lista puede seguir con Rodrygo Goes (19 años) o Vinicius Jr. (20 años), jóvenes talentosos que ya son importantes en un gigante como el Real Madrid, jugando partidos decisivos y con galones.
En la Premier están los casos de Greenwood (18 años) y Phil Foden (20 años), ambos convocados con la Selección absoluta y contando con minutos en los dos titanes de Manchester. Allí nos encontramos también, con el caso de Marcus Rashford (22 años) que, aunque tiene unos años más que el resto, debutó con Inglaterra a los 18 años y lleva jugando con el Manchester United más de 30 partidos por temporada desde que tenía 19.
Sin movernos del Reino Unido, está el recién llegado a Londres Kai Havertz (21 años), que fue llamado con Alemania a los 19 y que ha costado 100 millones de libras (contando variables) al equipo blue.
Y, por último, aunque podríamos seguir, Joao Félix (20 años) y Ansu Fati (17 años). El portugués fue el tercer fichaje más caro de la historia del fútbol cuando solo tenía 19 años y el más caro en la historia del Atlético de Madrid. También con 19 debuta con Portugal, y está llamado ya, a liderar el proyecto de los colchoneros.
El caso de Ansu Fati, merece especial mención por su precocidad.
Siendo jugador del juvenil del Barcelona, se convirtió en el segundo jugador más joven en la historia en debutar con el club azulgrana (16 años y 298 días). Sin jugar en el Barcelona B, pasó directamente del juvenil al primer equipo. Se convirtió también en el jugador más joven de la historia en marcar con el Barça y el tercer más joven de la historia de la Liga. Contra el Inter de Milán, se convirtió en el jugador más joven de la historia de la Liga de Campeones con 17 años. Y, por último, en clave Selección española, es el segundo jugador más joven de la historia en anotar con La Roja.
Vinicius, Rodrygo, Jadon Sancho y Haaland (fuente: as.com)Como podemos observar, hay numerosos casos de futbolistas que, a los 20 años, ya son importantes en sus clubes y han debutado (o incluso marcado) con su selección nacional. Además de los mencionados, podemos añadir a otros internacionales como Donnaruma (con 17), Valverde (a los 19), Odegaard (a los 15), Alexander-Arnold (a los 19), Hudson-Odoi (a los 18) o Pulisic (a los 17) entre otros.
La clave: la paciencia
Con todos estos casos en el horizonte, podemos concluir que cada vez, el talento aflora antes, ya sea por la temprana captación de jugadores en los filiales, o porque el fútbol no espera. Actualmente, parece que, si a los 23 años no has alcanzado la élite mundial, ya no lo podrás hacer. El nivel que tengas a esa edad será tu techo, cuando lo normal venía siendo que ese nivel fuese el punto de partida para afrontar al menos 10 años más de carrera en los que poder explotar.
Puede que sea, como todo, un reflejo de la sociedad. La inmediatez está cada vez más a la orden del día, y teniendo todo al alcance de la mano, parece que no tenemos tiempo a nada. Pero recuerden, como se suele decir, la prisa mata.
Es importante tener paciencia con los jugadores más jóvenes y rebajar las expectativas. No por ello debemos renunciar a ilusionarnos por la repercusión que generan los futbolistas de estas edades, más cuando están destacando a nivel mundial. Pero será vital gestionar estos talentos precoces desde el principio, evitar la carga innecesaria de presión y las odiosas comparaciones con ejemplos precedentes.
Si a los 18 años, un jugador anota un hat-trick, no podemos esperar que ese sea su suelo, y que de ahí vaya en ascenso. Estos futbolistas sufrirán altibajos por buenos que sean, además de lesiones, frustraciones, traspasos no fructíferos y demás porvenires.
Sin embargo, con todo y eso, se lo pueden permitir, porque habiendo destacado a los 18, tras unas supuestas 4 temporadas flojas, ese futbolista seguirá teniendo todavía 22 años, y una carrera por delante, tras haber conseguido una experiencia vital importante: que hoy eres una estrella y mañana te has estrellado.