Una escritora de miedo

ANNA STAROBINETS. Quédense con su nombre, pero como es algo complicado de recordar, mejor coneste título, Una edad difícil (Ed. Nevsky Prospects). Lo necesitarán para correr a la librería más cercana que encuentren y salir con el libro en la mano. Llegarán a sus casas como si portaran una bomba con el segundero rozando el límite de la detonación. Créanme si les digo que no podrán parar de leer, la telaraña que ha tejido la escritora es muy poderosa. Cuidado sin tienen un gato en la casa, en cuanto les roce, se le erizará el lomo. Notan el peligro a kilómetros de distancia. Cuidado si tienen hijos y éstos pasan por Una edad difícil. El libro debe mantenerse fuera de su alcance, puede convertirse en un juguete diabólico muy tentador. Estén alerta con su pareja, pueden ser replicantes, robots como los de Blade Runner. Guárdense bien las espaldas y estén precavidos, alguien puede haber contratado los servicios de La Agencia. Una empresa que no mata; provoca accidentes mortales. Y además, lea el libro siguiendo Las Reglas. Por ejemplo,  nada de abrir y cerrar dos veces seguidas una puerta.
   Ocho. 8 relatos forman este libro de terror psicológico. Nunca hubiéramos sospechado que este número guardara tantos misterios, pero si nos dejamos llevar por la imaginación, el 8 se escribe con dos ceros, uno encima del otro; o con dos círculos, como un infinito en pie de guerra, dispuesto a sembrar el caos y la destrucción en toda la ciudad como en los relatos que ustedes están devorando ahora. Sepan que ya no hay tiempo de retroceder. Ustedes en este momento estarán deslizándose por uno de esos toboganes sin fin de los parques de atracciones. Sus pensamientos más perversos, los que afloran en las pesadillas, deambulan con naturalidad por sus hogares bajo apariencias de objetos y personas familiares. Y esos secretos que ocultan bajo sus almohadas han anidado en la mente de su esposa y de sus hijos. Lo que sucederá después, sólo lo sabe Anna Starobinets, de quien ya hablan como la Stephen King rusa, o la sucesora de Petrushévskaia, o de H. Lovecraft, o de Kafka...(ya saben, a gusto del crítico que le hinque el diente).      Starobinets, deus ex machina, creadora de estos malos sueños, nos ha abierto la puerta de nuestros terrores más íntimos. Estos relatos están perfectamente diseñados, son "otra vuelta de tuerca" al desasosiego, una nueva dimensión repugnante y maloliente que se abre entre las fisuras de las aceras, o en el interior de un vagón de metro. Ese infierno particular, esa galería de monstruos personales que tememos encontrarnos algún día ya es real y está a dos palmos de nuestras narices, en Una edad difícil.
   Si aún continúan ahí, digamos por ejemplo en la página 201, pongan por favor su dedo índice sobre la muñeca izquierda y midan su frecuencia cardíaca, ¿175-180 pulsaciones por minuto? Tienen suerte. Están Vivos. Uno de ustedes, Yasha, no lo está, pero no se preocupen por él. Va a la oficina como cualquiera y puede que trabaje en la mesa de enfrente. Está todo arreglado salvo... Les pido solo un único favor, lleguen a la última página de Una edad difícil. En realidad como están atrapados en la ficción,  el esfuerzo que les pido no exige demasiado esfuerzo. Lleguen a la última página, sabrán entonces por qué vivo en el corazón de una manzana y me guardan en el cajón de la mesita de noche, en la habitación de un psiquiátrico. Aún están a tiempo. Espero.
   La inteligente escritura de Anna Starobinets (1978) contradice a quienes mantienen que en Rusia no existen buenos escritores de entre 30 y 35 años. Una edad difícil se publicó en Rusia en 2005, obra con la que la autora resultó finalista en el prestigioso premio Natsionalni Bestseller. Después ha continuado escribiendo más relatos, novelas y libros para niños. Entre sus obras destacan: Santuario 3/9 (2006);  La tierra de las niñas buenas (2009) y su última novela fantástica, El vivo (2011).    Estudió Filología en la Universidad Estatal de Moscú y ha trabajado en diferentes medios rusos: Gazeta.ru, Argumenty i Fakty, Expert. En la actualidad escribe en el magazine Russki Reporter.