Emilio Loubet.
Ante el próximo inicio del calendario electoral en México y particularmente en Jalisco, han empezado a surgir aquí y allá infinidad de aspirantes a diputados, presidentes municipales y regidores, que harán hasta lo imposible para alcanzar, primero, las candidaturas de sus correspondientes partidos, y luego los anhelados cargos públicos que les garanticen una buena temporada de poco trabajo y de jugosos sueldos.
Reconozcamos que no andan tan perdidos estos ilustres mexicanos. Hoy día en que a cualquier honrado ciudadano, incluso bien capacitado, le resulta tan difícil conseguir trabajo, no deja de ser buena opción la política, que ofrece una amplia variedad de empleos en el servicio público, y además, sin muchas exigencias.
El problema es que la clase política mexicana se encuentra hoy tan devaluada, tan carente de ética, de programas, de principios, que difícil es encontrar personas que busquen servir a la sociedad en vez de servirse de ella. En el lenguaje de los hechos, que es lo importante, nuestros políticos en general no hacen otra cosa que abusar impunemente del poder. De ahí el fracaso de muchos de ellos. Y es que olvidaron o nunca aprendieron algo fundamental: tratar a la gente.
Emilio Loubet, quien con reconocida honradez gobernara Francia a principios del siglo pasado, escuchó de un modesto ciudadano la mejor lección de política durante uno de sus recorridos por la ciudad de Paris:
Marchaba en su coche el presidente por los Campos Elíseos, cuando uno de los caballos de su coche resbaló y cayó. Acudieron algunos policías, que en vano trataron de levantar al noble animal, pero luego apareció un obrero que, agarrando la brida del caballo, y con un hábil y enérgico movimiento, le hizo levantarse rápidamente.
–Muchas gracias, muchacho, muchas gracias –le dijo el primer funcionario de Francia al disponerse a seguir su viaje.
–De nada, señor presidente –contestó el otro.
–¿Se ha hecho usted algún daño?
–No, señor presidente, los animales son como los hombres: todo es cuestión de saberlos tratar.
–Es verdad –contestó Loubet–; y muchas gracias también por esa excelente lección de política.
Artículo publicado por el diario La Crónica de Hoy Jalisco en su edición del viernes 22 de agosto de 2014.