Lionel Messi ha hecho posible lo imposible. Una genialidad suya, en la ultima jugada, torció el rumbo de un encuentro destinado al 0-0 y posibilitó el triunfo de Argentina sobre Brasil, en lo que fue el debut oficial de Sergio Batista como entrenador nacional.
Poco y nada pudo verse con anterioridad. Ambas selecciones, sujetas a un periodo de renovación y pruebas de cara a lo que se viene, no entregaron demasiado y el encuentro lejos estuvo de corresponder a la expectativa generada en la previa.
Inconstantes Pastore y Di Maria, ausente Messi e incomodo Banega, a la selección le costó muchísimo progresar con el balón. Faltó movilidad y en ofensiva, los espacios se encontraron muy pocas veces.
Para Brasil, las cosas no fueron más sencillas. El cuadro de Menezes tuvo más el balón, pero careció de profundidad en los metros de la verdad. Robinho, lejos de su mejor versión, pasó prácticamente desapercibido y Neymar, movedizo pero inconstante, insinuó más de lo que terminó concretando.
Puede entenderse entonces, que la chance mas clara de Brasil la hayan propiciado dos defensores, David Luiz y Dani Alves, quien tras recibir la devolución del central del Benfica terminó estrellando su disparo en el travesaño.
Argentina no tuvo muchas más y estuvo realmente cerca de convertir en dos ocasiones. A los 5 minutos con Zanetti, tras una muy buena acción entre Pastore e Higuain y a los 38 con Messi, quien empezó y culminó con un remate cercano una de las pocas jugadas colectivas del equipo.
No cambiaron demasiado las cosas en el segundo tiempo. Batista incluyó a Lavezzi en lugar de Higuain y Messi pasó de jugar bien abierto en la derecha a hacerlo en el centro, de 9, como en Barcelona. No sirvió de mucho.
El “Pocho” tuvo un buen ingreso –un desborde suyo propició la jugada mas clara del segundo tiempo, en la que primero Di Maria y luego Pastore no pudieron convertir- pero al igual que el resto de sus compañeros fue sumiéndose en la intrascendencia absoluta con el correr de los minutos.
Brasil no dispuso tanto del balón como en la primera parte. Le costó recuperarlo y permanentemente tuvo que recurrir a infracciones. Ronaldinho y Neymar, ya sin tanta participación, acabaron reemplazados y observando los últimos minutos sentados en el banco de suplentes.
Solo Messi, recuperando el balón en tres cuartos, iniciando una carrera en diagonal extraordinaria y definiendo con la zurda, cruzando suavemente su remate, fue capaz de cambiar la historia.
Argentina venció a Brasil luego de cinco años y de la mano de Sergio Batista comienza a construir un futuro que esperemos sea el que todos deseamos. Para ello, aun le quedan muchas cosas por mejorar. Una victoria, jugando mal es cierto, pero ante el rival de toda la vida, sirve como punto de partida.