Una ilusionante primavera literaria

El envoltorio de mi inminente quinta novela es precioso, ¿verdad? Obra de Fiesky Rivas a partir de una pintura del gran Fran Recacha.

Esta primavera va a ser muy intensa para mi actividad literaria. Esta semana han empezado a suceder cosas muy buenas, y eso, como podéis imaginar, me ilusiona, porque significa que esta aventura, paso a paso, se va consolidando.

La constancia es un valor imprescindible si uno quiere hacer camino picando piedra. Reconozco que he atravesado algunos momentos en que me preguntaba si tenía sentido insistir, si en el mundo de la literatura no hay ya demasiados elementos prescindibles como para añadirle uno que para el 99,9% de la población lectora también lo será.

Pero yo no escribo con la urgencia de hacerme rico ni ser un fijo en las listas de más vendidos (que me encantaría, claro que sí), sino porque me gusta hacerlo y porque es la forma de comunicación que domino mejor. Necesito escribir, y resulta que (creo que) se me dan bien los relatos y disfruto (y a ratos sufro) escribiendo novelas.

Lo que más me gusta en el mundo es crear personajes, imaginarme sus vidas y ponerlos a caminar por un universo que, por muy ficticio que sea, en mi mente acaba siendo muy real. Y no sabéis cuánta satisfacción experimento cuando también lo es para algún lector.

El caso es que casi cinco años después de publicar El viaje de Pau, ya está aquí mi quinta novela: Escapando del recuerdo. Queda muy poquito para que, de la mano del sello independiente Salto al reverso, la publiquemos, tanto en versión digital como en papel. Por supuesto, en Sant Jordi estará disponible para quien quiera comprarla.

Probablemente la podríamos publicar antes, pero he decidido esperar por una razón que no admite discusión, y es que el prólogo lo va a redactar la autora independiente española de más éxito: Mercedes Pinto Maldonado (y casi que podría obviar lo de independiente, que la afirmación continuaría siendo cierta). Para mí, en verdad, su éxito comercial es lo de menos. Lo importante, lo que me hace considerarla un ejemplo admirable, es su honestidad, su capacidad de trabajo y su determinación. Que sus novelas se vendan como rosquillas es consecuencia de ello. No existen las recetas mágicas, como ella misma explica a través de los valiosos artículos que comparte en su web.

La verdad es que soy afortunado. Dejando de lado los asuntos comerciales, la cuestión es que soy inmensamente rico en capital humano. Para todos mis proyectos he contado con el apoyo de la gente buena que he conocido gracias a las redes sociales. No sólo buena humanamente, sino también en cuanto a criterio profesional. Mercedes es la última de una larga lista de personas que han (habéis) aportado a mis novelas un indiscutible valor añadido. Así que con la literatura quizás hasta ahora habré ganado poco dinero, pero he ganado de otras cosas y, sobre todo, he aprendido muchísimo. Gracias a todos los que aportáis (aunque sólo sean abrazos virtuales, que también valen).

Tengo unas ganas locas de que podáis ver el resultado fantástico de estos meses de trabajo junto a Carla Paola Reyes, editora de Salto al reverso. Bueno, el envoltorio ya lo podéis ver: la maravillosa cubierta diseñada por Fiesky Rivas a partir de uno de los increíbles cuadros de mi hermano Fran (se titula Calypso Blues). Qué lujo contar con sus obras.

Y mientras esperamos a tener el libro entre las manos, como decía al principio, van a suceder más cosas. La primera, este mismo fin de semana, en que se celebra la segunda edición de la Vila del Llibre de Montblanc, precioso pueblo medieval de la provincia de Tarragona. Allí voy a estar con mis compañeros de la PAE – Plataforma de Adictos a la Escritura.

La PAE, sin duda, es una de las mejores cosas que me han pasado estos últimos meses. Qué importante es tener cerca a gente que comparte tus mismos sueños e inquietudes. El camino en el vastísimo universo editorial se hace mucho más llevadero de la mano de un grupo de escritores tan heterogéneo como cargado de buenas ideas y energía para avanzar.

En Montblanc dispondremos de una carpa donde vender nuestros libros y participaremos en un par de charlas. Yo estaré, junto a Manuel Gris e Iván Albarracín, el domingo a mediodía hablando sobre novela negra.

No es que me considere un especialista, ni mucho menos. Como lector, es uno de los géneros que me gusta (últimamente he leído varias interesantes: Extraños en un tren, de Patricia Highsmith; Los crímenes azules, de Enrique Laso; La víspera de casi todo, de Víctor del Árbol), y, como escritor, el proyecto que tengo entre manos (superadas ya las 80.000 palabras, y aún quedan unas cuantas) lo podríamos enmarcar en esa categoría. Sin duda, es mi trabajo literario más complejo, el que me está requiriendo un mayor esfuerzo, y al que llevo más tiempo dedicado. Lo empecé hace más de dos años, si bien con un largo paréntesis en medio que cerré a finales del año pasado. No habrá más paréntesis porque, afortunadamente, ya tengo la historia principal bien ensamblada y las tramas paralelas pronto empezarán a cerrarse para centrarme en el desenlace. Probablemente va a ser mi novela más larga hasta la fecha y (espero que) la mejor.

No es la primera vez que toco el género. La cooperante, la novela corta que escribí por capítulos en Salto al reverso y, como he hecho ahora con Escapando del recuerdo, posteriormente edité para publicar como ebook, tiene mucho de historia policíaca y de acción (si bien con una importante pincelada de parodia); incluso en Con la vida a cuestas hay una trama policíaca trascendental. De hecho, como ya sabéis quienes me leéis con frecuencia, el protagonista de la novela que estoy escribiendo, el inspector García, es uno de los personajes secundarios de mi segundo libro.

Tras Montblanc, ya con nuevo libro bajo el brazo, llegará la feria de Sant Jordi, el 23 de abril en Barcelona. Si no sucede nada raro, la PAE tendremos carpa en las Ramblas (ya veremos a qué altura), que compartiremos con otros autores, como el periodista catalán afincado en Islandia Jordi Pujolà, socio, como yo, de la AEN – Asociación de Escritores Noveles.

Cartel oficial del IV Congreso de Escritores.

Y precisamente la siguiente novedad, que me ilusiona como a un adolescente la perspectiva del viaje de fin de curso, tiene muchísimo que ver (todo, de hecho) con la AEN. Se trata del IV Congreso de Escritores, que se desarrollará en Gijón del 28 al 30 de abril. Le dedicaré un extenso artículo previo, pero os adelanto que participaré en tres de las citas del completísimo programa: una entrevista con Enrique Laso, otro autor independiente que ha batido récords de ventas con sus múltiples obras; una charla sobre procesos editoriales con la experimentada y muy didáctica consultora editorial Mariana Eguaras (su blog es una mina para los autores independientes); y una interesantísima mesa redonda en que, junto a los autores Ignacio Pérez, Elena Jarrín y Adrián Martín, debatiremos sobre las diferentes vías para publicar con que cuenta un autor.

Aunque suene a tópico, estoy convencido de que esta edición del congreso va a conseguir superar el altísimo nivel de la anterior. Aún estáis a tiempo de inscribiros.

En fin, que el próximo mes se presenta apasionante, y aún habrá más citas primaverales con la literatura. En junio, por ejemplo, asoma la primera edición de la Feria del Libro de Portugalete, una osada y admirable iniciativa que está preparando con mimo, profesionalidad y ambición la asociación Cómplices Literarios Elkartea. La tengo marcada en rojo en la agenda.

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