Revista Cultura y Ocio
La LOMCE es la prueba más contundente de que no tenemos ni idea de qué es educación. La escuela tradicional, es decir, la que quiere perpetuar esta ley, contradice en su estructura y funcionamiento la mayoría de los presupuestos que deberían ser la base de la educación. Veamos algunos:
- El hecho de aprender es apasionante. El ser humano está hecho para aprender. Por eso, cuando rechaza el aprendizaje, hay que preguntarse qué es lo que no se está planteando bien en la institución escolar. La escuela tradicional transmite conocimientos, no implica el aprendizaje y el desarrollo de nuevas ideas.
- El fin de la educación es la felicidad. Se puede disfrutar aprendiendo. Y el aprendizaje ha de perseguir la felicidad, no el sufrimiento o la dureza. Eso no quiere decir que la escuela no prepare para las dificultades de la vida. “Si no eres feliz, no estás educado” debería ser la máxima, y no al revés como postula nuestro insigne ministro de educación. - El aprendizaje ha de ser cooperativo. Ha de ser el fruto de las aportaciones de todos y de todas. Todo lo aprendemos entre todos. Por el contrario, nuestro sistema promueve la competitividad y el individualismo.
- Solo aprende el que quiere. Por eso resulta decisivo despertar el amor al conocimiento. No se impone un curriculum, sino que se construye y se desarrolla libremente. Como está planteado actualmente, sólo aprende el que puede.
- Cada persona tiene su ritmo y su estilo de aprendizaje. No se acepta el aprendizaje pretendidamente uniforme. Lo que tenemos hoy, y quieren que sigamos teniendo es como en la mili: Todos a la vez, todos lo mismo, todos de la misma forma.
- El amor está en la base del aprendizaje. Los alumnos aprenden al calor de los afectos. No se puede aprender nada significativo desde el desamor.
- El curriculum ha de ser comprensivo. La fragmentación del curriculum es negativa para el aprendizaje, ya que la realidad es multifacética y solo se puede comprender de forma holística.
- Hay que enseñar a decidir libremente. Hay que hacer elecciones libres para aprender a decidir. Resulta obvio decir que a decidir se aprende decidiendo.
- Es muy importante hacer y hacerse preguntas. Hacer preguntas, interrogarse, encadenar la admiración con la interrogación y la indagación: ese es el camino para el aprendizaje.
- La capacidad de investigación es inherente al ser humano. Desde las primeras etapas, todas las personas tratan de explorar, de buscar, de descubrir el mundo.
- La creatividad es un valor esencial. En una escuela cooperativa, libre, favorecedora del desarrollo integral del individuo, hay que cultivar la creación, no la mera repetición.
- No hay educación sin valores. En la escuela se trabaja el conocimiento pero, sobre todo, se practica y se aprende la convivencia. Esta sociedad carente de valores perpetúa la ausencia de educación. "La educación es el motor de la economía", dice la primera frase del anteproyecto de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, Lomce, que prepara el Gobierno. De esta manera, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, deja clara su visión "economicista" de esta reforma que introduce la gestión empresarial en los centros, que apunta a la creación de colegios de élite, que ampara la educación privada y que pretende el desvío de los estudiantes "con más problemas socio-culturales" hacia la FP. Al contrario de lo que expresa su título, la Lomce provocará un aumento del abandono escolar temprano, y nos alejará de la educación aún más de lo que siempre hemos estado.