Revista Viajes

Una maravillosa semana en Melbourne

Por Pilag6 @pilag6

El 17 de noviembre el avión aterrizó en el aeropuerto de Melbourne Tullmarine, Australia, a las 22:30hs. Atrás dejábamos Nueva Zelanda para empezar un largo viaje sin prisas pero sin pausas por el mundo. Un viaje sin planes y sin tiempo. Veinticuatro días fabulosos nos esperaban en Australia. Experiencias y sensaciones que nunca pensamos que iríamos a vivir se hicieron realidad, y sin proponérnoslo, nos encontrábamos otra vez disfrutando del placer de viajar sin rumbo.

en Melbourne

Como era tarde decidimos quedarnos a dormir en el aeropuerto. La verdad que no pudimos dormir mas de dos horas, pero la emoción que teníamos por empezar a recorrer Melbourne hizo que esto quedara en segundo plano. A la mañana siguiente nos tomamos el Skybus y nos fuimos rumbo a la ciudad. Bajamos en la estación de Southern Cross sin saber bien para donde salir. Empezamos a caminar y preguntamos donde estábamos parados exactamente. Una vez ubicados fuimos hacia la zona del Federation Square que es el centro neurálgico y de reunión que tiene la ciudad. Recorrimos un poco, desayunamos en un 7 Eleven y disfrutamos el ambiente de relax que se vive allí.

Como estábamos cansados nos fuimos hacia la casa de Sam, nuestro anfitrión de Couchsurfing en Melbourne que quedaba en los suburbios, en el barrio de West Footscray. En la estación de Flinders que queda justo enfrente de Fed Square tomamos un tren. Para esto tuvimos que comprar la Tarjeta recargable Myki que nos salió Au$ 6 y cada viaje en tren cuesta Au$ 3,60. Si, un poco caro el transporte público en Australia, pero créanme que lo vale. En 20 minutos estábamos en la casa de Sam. Nuestra primera experiencia de Couchsurfing estaba por comenzar y nosotros estábamos más que ansiosos. Llegamos, nos presentamos, charlamos un rato y luego nos fuimos a recostar a la cama un par de horas para descansar.

Crounchy Town, como suelen llamar a la casa de Sam, es un centro de alojamiento de Couchsurfing, por llamarlo de alguna manera, ya que hay muchas personas alojadas todos los días allí. Personas que vienen y van continuamente, porque a Sam y a sus amigos les encanta compartir buenos momentos con personas de diferentes partes del mundo y abren su hogar para todo aquel que quiera pasar una grata estadía con ellos. En ese momento eramos 12 personas en Crounchy Town, pero nos comentaron que han llegado a alojar a mas de 20 personas (el sofá y el corazón de estos chicos es gigante).

En Melbourne

Ese día no hicimos mucho. Primero ayudamos a limpiar la casa porque en dos días tenían una inspección de la inmobiliaria. Luego fuimos a caminar por el barrio, donde llegamos hasta una desembocadura del Rio Yarra, que es el río que cruza por la ciudad y cuando estaba cayendo la noche nos acercamos hasta el restaurante Lentil as Anything, un restaurante donde uno paga lo que quiere, puede y siente en el momento. Si, como leyeron bien. Comes a reventar, porque la comida es abundante y muy rica, generalmente sirven comida asiática, y al instante de pagar te dirigís hacia un cofre al estilo alcancía de un pirata y depositás el dinero que consideres adecuado de acuerdo a como te sentiste comiendo allí. Increíble, ¿no? Hay tres Lentil en Melbourne y uno en Sydney. De más está decir que volvimos al menos unas 5 veces más durante nuestra estadía en Melbourne. Nos quedaba cerca de lo de Sam, se comía muy bien y el ambiente bien bohemio y amistoso generaba una atmósfera placentera para pasar un lindo rato.

Cuando regresamos a la casa de Sam una pareja de franceses que también estaban haciendo Couchsurfing allí, habían cocinado varias tartas para todos, pero nosotros estábamos que reventábamos así que sólo comimos un plato

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Luego nos pusimos a hacer un par de juegos, tomamos algo, contamos anécdotas e historias y nos fuimos a dormir. A pesar de ser tantos en la casa, como somos una pareja, nos tocó en una habitación privada con todos los lujos. Ni bien apoyamos la cabeza en la almohada nos abducionó Morfeo.

En Melbourne

De Paseo en Melbourne

Al otro día empezaría nuestro recorrido por Melbourne. Nos levantamos bien temprano, desayunamos y salimos hacia la City. Lo primero que hicimos fue recorrer la calle Swanston para cambiar dinero y de ahí nos fuimos hacia la zona del Queen Victoria Garden y del Royal Botanic Garden que quedan al sur del Río Yarra. Caminamos un largo rato por estos hermosos jardines y en un momento levanto la cabeza y alcanzo a leer la palabra “Rod Laver”.

-¡Ese es el estadio de Tenis donde se juega el Abierto de Australia! Es el Melbourne Park! -le grito a Laura.

Y ahí nomás la agarro del brazo y la arrastro hasta la cancha. Laura sin entender que pasaba me sigue y llegamos a este majestuoso lugar. Que decirles del Melbourne Park. Impresionante. No paraba de mirar para todos lados porque cada detalle, cada lugar, cada sector me sorprendía. Y eso que a mi no me gusta el tenis, pero la sensación de estar en uno de los lugares deportivos más importantes del mundo era más fuerte que yo. Pedimos permiso y nos dejaron entrar en una de las canchas donde en este vídeo esta grabado el momento en que me puse a jugar como un nene en Melbourne Park, corriendo de un lado para el otro al grito de “soy Rafa Nadal”.

En Melbourne

Desde el Melbourne Park nos cruzamos nuevamente para la zona del Río Yarra y caminamos un rato más por ahí. Almorzamos algo y seguimos caminando hasta el Carlton Garden, un parque-jardín bastante grande ubicado en el borde noreste del CBD, donde nos tiramos en el pasto a descansar. En el Carlton Garden está el Museo de Melbourne y el Imax. La tarde se hacia noche así que decidimos volver a la casa, no sin antes hacer una parada estratégica en el Lentil as Anything. Jeje.

En Melbourne
El cuarto día dedicamos la mañana a conocer la zona de Docklands, un suburbio de Melbourne ubicado sobre el Río Yarra, al oeste del CBD, donde hay edificios modernos de oficinas y una arquitectura bien distinta y mas glamorosa del resto de Melbourne. Sería algo así como la zona cara de Melbourne. Recorrimos un rato y luego nos subimos al Circle Tram, el tranvía gratuito que da toda la vuelta por el centro de la ciudad. Nos bajamos en Fitzroy Garden, otro parque-jardín grande, donde pasamos la tarde merendando y recorriendo el parque. Después nos cruzamos hasta la Catedral de St Patrick´s donde se estaba celebrando una boda y no pudimos resistir la tentación de colarnos a la ceremonia. Hicimos algunas fotos en la puerta y saludamos a los novios como si fuéramos los fotógrafos invitados. Ellos de buena onda posaban para nosotros sin ningún prejuicio. Nos despedimos, les deseamos buena vida juntos y volvimos a la casa muy cansados después de estar caminando por alrededor de 8 horas. Cuando hicimos la cuenta no podíamos creer todo lo que habíamos esta caminando en el día.

Al otro día fuimos al Queen Victoria Market, un mercado enorme ubicado en el norte de la ciudad. Recorrimos los puestos de ropa y ferias y nos dirigimos al sector de comida, donde compramos unos panes, fiambres y aceitunas y fuimos a comer al Flagstaff Garden, otro de los tantos parques que tiene Melbourne desparramado por la ciudad. Después fuimos bajando hacia el CBD, recorriendo las callejuelas repletas de bares y restaurantes. También anduvimos caminando por el Barrio Chino (Lonsdale St), por el Barrio Griego (Little Bourke St) y nos metimos en algún que otro shopping en la calle Bourke. Otro día de pura caminatas que nos dejó otra vez agotados pero felices.

en Melbourne

Queen Victoria Market

El domingo 23 de noviembre era nuestro ante último día en Melbourne, ya que al otro día tomaríamos un autobús hacia Sydney, así que nos fuimos a conocer la playa de Melbourne, nos fuimos hacia St Kilda, al sur de la ciudad. Primero hicimos una parada en el Albert Park, otro parque gigante, con la particularidad que es el lugar donde todos los años se corre el Gran Premio de la Formula 1. A pesar de todo esto, fue el parque que menos nos gustó. Lo notamos un tanto descuidado a comparación de los otros que visitamos. Así que no le dedicamos mucho tiempo y nos fuimos rápido hacia la playa. Hicimos un mini campamento en la playa y pasamos el día allí. El agua estaba muy pero muy fría así que sólo metimos los piecitos hasta los tobillos. St. Kilda fue uno de los mejores lugares que visitamos en Melbourne. Al atardecer recorrimos la explanada siguiendo los puestos de feria hasta el Luna Park, uno de los parques de diversiones más antiguos del mundo. Su fecha de inauguración data de 1912. Entrar en el Luna Park a través de la emblemática entrada con la cara del Señor Luna es hacer un viaje en el tiempo. Atracciones modernas con atracciones históricas se mezclan para darle vida a un lugar mágico.

Cuando volvimos a la casa de Sam, Laura se hizo las famosas pizzas que nos tiene mal acostumbrado y compartimos nuestra última noche con nuestros anfitriones. Con buena comida, buenas charlas y buenas bebidas.

¿Qué decir para finalizar esta entrada? Que Melbourne nos encantó, nos maravilló, nos hizo emocionar y logró lo que pocas ciudades en el mundo han logrado hasta ahora, querer vivir en ella en el futuro, querer formar parte de esta hermosa ciudad.

Sólo resta agregar un hasta pronto mi querida Melbourne, mas temprano que tarde estaremos volviendo a visitarte.

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