“Ocho salas, ocho mundos, un universo“. Así da comienzo la exposición “8” del alicantino Juanjo Hernández, un proyecto que se ha ido gestando a lo largo de los últimos cinco años, y que combina disciplinas que van más allá de la pintura, como la moda, la música o la escritura.
Pandora Magazine os invita a recorrer este universo de la mano de su creador, quien nos irá guiando a través de su obra para ayudarnos a comprender mejor en qué consiste todo este proceso.
Comenzamos nuestra visita en la primera sala, donde nos encontramos con una tela en la que aparece un enorme 8 pintado con el tronco de una palmera, que se halla situado frente al lienzo: “Aquí podemos ver cómo la propia palmera ha ido dejando, aparte de la impresión, trozos de sí misma. Es algo que va más allá, porque además de ocho, es infinito, y es buit, vacío*. Es el círculo eterno, y en eso se basa esta exposición, en el renacimiento. Y también se basa en lo que es provocado y lo que es fortuito, qué es lo que nosotros hacemos a propósito y qué es lo que sale sin que lo pretendamos”.
El siguente espacio, “Letras”, contiene obras que pertenecen a la exposición “Extrañas formas”. Se trata de una serie de trabajos en los que la escritura es la protagonista, algunas veces de forma inteligible, y otras, como objeto decorativo: “Las letras son un código que, cuando conocemos, podemos conocerlo todo. Pero por sí mismas, las letras también son belleza”. Como dato curioso, en la obra “Soneto” aparece un poema que Hernández escribió cuando era adolescente: “Lo escribí cuando tenía doce años, porque oí en la radio que para entrar en la Real Academia, tenías que componer un soneto”.
Sala “Letras” con la obra “Soneto” al fondo.
Siguiendo con nuestra visita, encontramos más obras de la exposición “Extrañas Formas”, que tuvo lugar en Las Cigarreras en el año 2014: “Al principio quería ampliar la exposición de “Extrañas Formas”, pero luego me di cuenta de que mi proyecto auténtico, el de Prometeus, es el que ya había avanzado mucho. No es una retrospectiva, porque son 4 años de trabajo, pero sí es lo que se ha hecho en esa época. Todo está interrelacionado, porque todo continúa. Todo habla del paso del tiempo y de la transformación”.
En algunos de estos trabajos, Juanjo Hernández utiliza como soporte objetos encontrados, como por ejemplo, puertas de armarios: “Aquí hay cosas que yo he encontrado y que he vuelto a darles una segunda vida. No es que yo quiera hacer bandera del reciclaje, sino que no me cortaba a la hora de utilizar otros materiales”.
Entre estas creaciones, en las que “nunca nada ha sido tocado con la mano”, destacamos la obra “Anoplaito”, una palabra inventada por Juanjo Hernández, y “Sang de Artista”, que contiene un pedazo de gasa con su propia sangre, fruto de un accidente mientras trabajaba en una de sus obras.
En la imagen, observamos las obras “Anoplaito”, “Murum” y “Sang de Artista”
Interrumpimos momentáneamente “Extrañas Formas” para adentrarnos en el universo de “Blau”, con obras que estuvieron expuestas en el hotel ABBA Centrum de Alicante, y en las que el autor vuelve a trabajar sobre la idea de la transformación, empleando materiales como el fuego, la cera, y el tinte. En el caso de este último, si pasamos la mano por las obras “Fons Marins”, nos daremos cuenta de que aún destiñen.
Sala Blau con las obras “Fons Marins”, “La Mar”,”Nit”, “Kraken”, y “Reflexos”
Cambiamos de sala, y volvemos de nuevo a “Extrañas Formas”. Aquí encontramos la obra “Diptum Dignissum”, en la que el autor nos habla de lo fortuito: “Es un cuadro que había debajo de otro cuadro en el que todo lo que hay —menos el cuadrado—, es fortuito, pero sin embargo, sigue el mismo orden que cuando pintas”.
Debajo de ella nos encontramos con “Kuntswerk”, una obra en la que hallamos escrito “Fes el que vulgues” —Haz lo que quieras—, que invita al observador a transformarla a su gusto colgando diferentes elementos; y “Schcreiβtisch”, en donde se puede leer —en alemán—, “¿Esto es una obra de arte o una mesa de trabajo?“.
En la imagen: “Diptum Dignissum”, “Kuntswerk” y “Schcreiβtisch”
Dejamos atrás “Extrañas Formas” y la sala “Action Painting” y nos adentramos de lleno en Prometeus: “No es un proyecto nuevo, esto empezó a gestarse hace 5 años. Va mucho más allá del action painting, es algo orgánico, es la regeneración, la transformación: coges muchas cosas de diferentes sitios y creas un nuevo ser”.
Sala “Action Painting”
Para crear estas obras, que no precisan de un soporte físico, Juanjo Hernández pintó sobre un tronco de unos 3m, que estuvo expuesto a la intemperie durante cuatro años. Después de ese tiempo, “la propia pintura que había en el tronco, acaba desprendiéndose, y la madera acaba adaptándose, es como una hibridación, el gesto del artista se ha adaptado a lo que se dejó caer, hasta el punto de que se convierte en joyas. De hecho, el siguiente paso es hablar con orfebres y transformarlo en joyas de verdad”.
Prometeus
Finalizamos el recorrido en la última sala, en la que se hallan expuestos los diseños de Martín Pérez Ripoll, pintados por el propio Juanjo Hernández —que pudieron verse en un pase de moda el mismo día de la inauguración—, además de la proyección audiovisual del proceso de creación de Prometeus: “Prometeus es una siembra, siembra artística sobre seres vivos que parecen muertos, que nos muestran su reacción vital ante nuestra invasión, y este es el momento de la recolecta”.
Diseños de Martín Pérez Ripoll pintados por Juanjo Hernández
La muestra permanecerá abierta al público en el Museo del Mar del Castillo de Santa Pola (Alicante) hasta el próximo 21 de febrero. Entre las actividades que complementan a la exposición, se encuentran la Jam Session de cuentos para adultos “Cuentos Azules”, a cargo de Numancia Rojas, que tendrá lugar el día 13 de febrero a las 18h, y una ceremonia de clausura el sábado 20 de febrero, con la actuación musical del grupo Infinit, que interpretará dos obras musicales basadas en este proyecto.
Enlace al dossier de la exposición.
Agradecemos Juanjo Hernández la cortesía de invitarnos a su exposición y ofrecernos una visita guiada.
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*En valenciano, el número ocho se escribe “vuit”, y vacío, “buit”; de esta forma, el autor crea un juego de palabras que pueden tener distintos significados, según el punto de vista que adoptemos.