Revista Filosofía
Una mónada expresa una sustancia, pero también vice-dice (siguiendo la expresión que Deleuze utilizara) todo lo que no es. Si la primera la expresión, puede representarse como 1 según valor de verdad que asigna la lógica, lo que vicedice necesariamente ha de representarse como 0. La mónada es a un tiempo uno y cero, realmente puede serlo a un tiempo porque toda mónada está en sentido estricto fuera del tiempo ya que éstas son constitutivas del tiempo y el espacio.
Sin embargo, las mónadas han de ser pensadas según el agregado del que forman parte, es decir, una vez que han creado conglomerados espacio-temporales. La lógica como Wittgenstein afirmara comparte la forma con el mundo, pero pensar la estructura, la forma, del mundo según las mónadas de Leibniz es posible si las verdades de razón estructuran las proposiciones que expresan singularidades pero, singularidades, del mundo compuesto, formado por agregados como "Juan pasea" o "Este león devora". Los juicios singulares se distinguen de los universales y los particulares principalmente porque son los que realmente están formados por mónadas, ya que presuponen realmente un contenido. Un particular y o un universal siguen siendo abstracciones, lo real siempre están en proceso.
Las mónadas constituyen la acción, o mejor "esta acción", les proporciona la consistencia espacio-temporal (frente a Kant, por ejemplo). De este modo los juicios singulares constituyen los juicios de los verdaderos problemas a los que ha de enfrentarse la razón.
Veamos, las mónadas sólo tienen movimiento interno y expresan un grado de intensidad como percepción y todo lo que no es es resulta ser su valor contrario. En este sentido la mónada articula también la conexión entre verdades de hecho y verdades de razón, pero tanto un tipo de verdad como el otro, nos es útil desde la perspectiva del agregado, y no de la mónada, que no hay visión de la misma si no es la visión de Dios. Por tanto, desde el punto de vista del agregado las mónadas se encuentran en un estado que llamaré metaestable (este estado es el de la visión de alguien que forma parte del agregado, y por tanto no puede pensar más que en proceso, in media res). Las mónadas, como ya he dicho, puede ser representadas como 1 y 0 con los dos valores al mismo tiempo según una visión que vea tanto lo que la mónada refleja como lo que no refleja (el resto de 1s y 0s). Pero desde el punto de vista del agregado la mónada no es más que una probabilidad, si partimos que los juicios que más nos interesan son los singulares "Juan pasea", "Este león devora", por tanto, dicen sobre las probabilidades por las que puede variar el paseo o el devorar. La mónada pues nos indica que estos tipos de juicios pueden ser pensados según tres estados, estado 1, estado 0, y estado 1 y 0, a la vez. Esta conclusión es necesaria, si no queremos caer en la imagen de un mundo ya hecho y bien conformado como intentó Wittgenstein, o como el que efectivamente ve Dios. La metaestabilidad es una condición necesaria para pensar, no lo que hay sino lo que hacemos.