“Una nación, una selección” era el lema de la pancarta que sujetaba Piqué, entre otros, hace ya un tiempo. Esa nación y esa selección no es la española, no, es la catalana. Piqué se ha retratado en numerosas ocasiones como un ferviente defensor de la independencia o de los pitos a la bandera nacional de todos los españoles.
Mear en el pozo de tu casa o morder la mano de quien te da de comer es algo que nadie en su sano juicio haría, por ejemplo en el Real Madrid o en el Barça siempre se prestan los equipos de comunicación de los agentes FIFA a decirles a sus representados que deben decir cosas como “yo siempre quise venir a este Club” o “desde pequeñito….” o “estoy en el mejor Club del Mundo” o “no hay nada como jugar aquí”, etc. Todos lo hacen, todos lo hicieron, bueno todos no, hubo un jugador que en rueda de prensa hizo el mejor regate de la historia y además demostró que se puede ser jugador de fútbol y no ser un papagayo que repite la voz de su representante. Ése jugador fue Luis Figo, cuando en la presentación como jugador del Real Madrid, un avezado periodista (ejem) le preguntó que si él se sentía madridista o culé, a lo que Luis Figo respondió “yo soy jugador del Real Madrid y me siento portugués”. Figo fue sincero, no engañó a nadie, no tomó por tontos a los periodistas ni a los aficionados y encima se salvó de la quema, un diez.
Pero ahora asistimos a un esperpento que se llama Selección Española de Fútbol, donde juega un señor que se llama Gerard Piqué y que ni es coherente, ni se salva de la quema ni quiere. Un chaval millonario que no sabe bien lo que es el honor, porque posiblemente nadie se lo haya explicado. Un chaval que se junta con una panda de amigos a darle patadas a un balón y que poco o nada le importa si la camiseta que lleva en ese momento es de España, de Nike o de Armani.
La Selección es un esperpento porque solamente hay que ver a su Presidente, buscar en google sus declaraciones o dedicar un minuto a escuchar como repite incansablemente, desde hace más de 30 años, la palabra “furgol”. Pero si bajamos, tenemos al Marques de Del Bosque, no, no es broma, se le nombró Marqués por ganar el Mundial de Sudáfrica. Si vemos a Del Bosque, vemos a un entrenador resentido con un sector de la afición y que vive de las rentas de un esqueleto que ensambló el señor Luis Aragonés hace ya unos años. Si bajamos del señor Del Bosque, tenemos a jugadores independentistas, que muestran una y otra vez sus ganas de que el escudo que llevan en el pecho (y del que sale la pasta que se meten en el bolsillo por jugar con él) se parta, se divida. Jugadores que manifiestan abiertamente que la selección que les gusta realmente es la catalana y no la española.
¿Puede un jugador de fútbol manifestar sus ideas políticas? ¡Si, faltaría más! Pero hablamos de que no es coherente jugar con quien desprecias, no es decente convocar a quien te desprecia y no es normal pagar a quien nos desprecia.
Piqué es el jugador que ha colmado el vaso, el vaso de los Xavi, los Fábregas y los Busquets. Ha sido el más imprudente, el más tonto (con perdón), porque los demás han sido igual o más independentistas que él, pero han sido más respetuosos y más prudentes.
¿Alguien ha visto que piten a Pujol? ¿Acaso Pujol no se ha llevado aplausos en el Bernabéu? Y posiblemente Pujol es más independentista que Piqué, pero ha sido más señor. Ha sabido nadar en una situación compleja para un jugador catalán y del Barça, en la Selección española.
España empieza a estar harta, la afición española empieza a estar cansada y la realidad es que todo eso se produce porque la selección no gana y no juega a nada. Si la Selección hubiera vuelto a ganar el Mundial o jugara de forma maravillosa ¿alguien piensa que se estaría pitando a Piqué? Seamos realistas, el fútbol es inherente a la masa, la masa es borrega y mientras haya pasto no se queja. ¡Ojo! que me incluyo, sino en esa situación, en otras.
El último acto de indecencia ha sido que la Real Federación de Española de Fútbol ha quitado a la capital de España, Madrid, un partido de la Selección (que se iba a jugar en el Santiago Bernabéu contra Inglaterra) para llevarlo a Alicante. A nadie se le escapa que el motivo no es otro que proteger a Piqué de la inmensa pitada que se iba a llevar por parte del aficionado español. Pero la Federación comete un error, el mismo error que cometen todos aquellos que no entienden eso de “más vale una vez rojo, que ciento amarillo”, porque en Alicante se pitará a Piqué, si no los 80.000 del Bernabéu, si los 29.500 del José Rico Pérez. Al menos un alto porcentaje, porque Alicante es España y los alicantinos se sienten españoles. Puestos a proteger a Piqué de la pitada, deberían haber llevado el partido al Camp Nou, así solamente hubieran pitado 4 gatos y se hubiera llevado una ovación. El tema es que seguramente se hubiera pitado al himno y entonces el resto de España se habría encabronado todavía más.
Esta telenovela se enreda partido a partido y tanto la Federación, como el equipo técnico no dan pié con bola, meten la pata una y otra vez, siguiendo los pasos del metepatas Piqué. Le arropan cuando sale de copas a 4 horas de un entrenamiento, de cambian los partidos para que no le silben y le defienden incluso atacando a los aficionados. Atacando a los aficionados, criticando que den su opinión. Es decir, Piqué tiene derecho a opinar y a manifestarse siempre, pero los aficionados que pagan la entrada no. Los españoles que deberían sentirse representados por ellos, no tienen derecho a decir nada.
A la Selección solamente deberían ir los mejores, y cuando uno de los mejores (como el caso de Piqué) mete la pata, la Selección debería desconvocarlo y dejarle en su casa. Y el que no quiera entender esto, que lo vea en clave de “su Club” y piense que Piqué saca la bandera de España en el Camp Nou cuando gana la Liga (que cosa eh), que Piqué dice en TV3 que se siente español y que quiere que España se mantenga unida y que a Piqué le silba siempre la afición allá donde van, incluido el Camp Nou. ¿Cuánto duraría Piqué en la alineación del Barça? Pues eso.
Una última reflexión: ¿Quién es más culpable, el jugador que es convocado o el que convoca al jugador?.