Revista Cultura y Ocio

"Una noche con Sabrina Love" de Pedro Mairal

Publicado el 24 septiembre 2018 por Juancarlos53

Llegué por vez primera a Pedro Mairal a través de "La uruguaya", novela que me agradó mucho [leer reseña ]. A partir de ella me interesé por la obra literaria de este bonaerense nacido en 1970. Me enteré de que el salto a la fama lo dio precisamente con "Una noche con Sabrina Love" , una novelita de algo menos de 200 páginas con la que ganó en 1998, en su primera convocatoria, el Premio Clarín de Novela, uno de los concursos literarios más prestigiosos de Hispanoamérica.

Esta novela es una obra iniciática que bien podría calificarse de road-movie (road-novel (?), en este caso) pues, como tantas veces hemos visto en la pantalla y sobre el papel, lo que se nos cuenta es el tránsito realizado por un adolescente, Daniel Montero, hacia su madurez. Respecto a lo de ser una road-movie diré que a los dos años de aparecer, en el 2000, la novela fue llevada con éxito al cine en una película de mismo título que dirigió y adaptó Alejandro Agresti y que contó con Cecilia Roth en el papel de Sabrina Love y de Tomas Fonzi en el de Daniel.

El protagonista, plásticas, falsas y neumáticas figuras femeninas como Daniel, pasa su tediosa vida provinciana instalado en una completa falsedad, la inherente a los mensajes y pseudo-promesas provenientes del canal porno más popular de la televisión por cable que él ve a escondidas durante la noche. Paradójicamente, convertirse en el ganador del concurso para pasar una noche entera al lado de la estrella porno del canal, Sabrina Love, le ocasionará un cambio radical en su existencia al comprender que en la vida la realidad, por difícil que parezca, procura siempre más satisfacciones que las glamurosas promesas emanadas de Sabrina; y más cuando mujeres como ella son aviesamente manipuladas por sinvergüenzas como Marcelo Bianchi, el productor del programa televisivo, para quien todo vale, incluso intentar corromper a un adolescente a través de un paraíso de erotismo, luces y cartón piedra.

En este interesante relato Mairal toca muchos temas importantes. De ellos destacaría el del engaño en el que Daniel vive instalado al creer como auténtico ese mundo que lo tiene sumido en un pertinaz onanismo dentro de la sordidez de su habitación. Pero también el de la amistad de la buena gente que, afortunadamente para él, encuentra a su paso: su familia quebrada por un accidente pero que saca adelante con esfuerzo y amor la abuela y el hermano de Daniel; Ramiro, el amigo de su hermano que lo acoge en su casa de Buenos Aires y le confiesa su auténtico ser; Sofía, la chica que conoce en casa de Ramiro, auténtico contrapeso, por real, de la sofisticada y neumática Sabrina; la propia Sabrina que se destapa como una auténtica porn-star pero no por ello menos humana y amistosa. Tema importante en esta breve narración es el de la calle, los peligros y las bondades inherentes a la misma y más en un país como la Argentina de los años noventa: Daniel Montero hace el recorrido desde Curuguazú, un ficticio pueblo perdido cercano al río Uruguay, hasta Buenos Aires de la que dista 500 kilómetros en autostop, y muchos son los tipos humanos que se encuentra en su aventura:

"Cagliardi y su perro, el obrero sepultado en la arena, el Toro Reynoso y su hijo, la vieja del puesto de sandías que miraba la televisión, los dos soldados, las maestras, la foto en el altar de Yanina, el camionero Víctor, el gringo de la balsa, el hombre del sulky con ruedas de auto " (cap. 18).

Naturalmente el tema del sexo en el que como adolescente, pero también como humano, vive instalado Daniel es un asunto central en la narración; es un sexo directo, natural, que pese a ser explícito no cae en la delectación libidinosa y pornográfica sino que se produce tal cual es, sin falsedad alguna. Y una alusión especial merece la propia adolescencia que sobrellevan como pueden Daniel y sus amigos de quienes en las pocas páginas que forman el relato nos hacemos más que amigos. Como adolescente Daniel tiene la cabeza inundada de mujeres, las 'minas' como dicen en Argentina, ocupan su pensamiento la mayor parte del tiempo; sobre ellas Daniel cree lo que le dicen los mayores que encuentra en su aventura

" las minas son una trampa, pibe. Vos te enamorás y creés que esas tetas son para vos, que esas caderas son para vos, para que vos te pongas loco, ¿viste? Pensás que la mina es toda tuya. Pero después resulta que es una trampa armada para que vos caigas y la preñes y cuando nace el crío te das cuenta que en realidad las caderas eran para poder parirlo y las tetas para darle leche, o sea que para vos no había nada, era todo para el hijo "- le dice Víctor, el camionero que lo acerca a Buenos Aires- (cap. 4)

pero el viaje de ida y vuelta a Buenos Aires le hará matizar mucho su opinión sobre este asunto. Y no se puede dejar de lado ese otro asunto esencial, el choque entre la localidad pueblerina, Curuguazú, donde vive y la gran urbe, Buenos Aires. El bullicio, el tráfico, el engaño, la maldad pero también la bondad..., todo anida en este conglomerado donde se hacinan seres humanos de lo más varipinto:

"Al comprender que estaba perdido no se asustó [...] Empezó a seguir a las mujeres más lindas que pasaban, mirándolas andar con todo su movimiento, sus minifaldas y tacos y blusas de verano llenas de oscilaciones y jactancias [...] Por momentos las perdía de vista, distraído por alguna otra cosa: las fotos de las chicas en ropa interior en la vidriera de una mercería, un linyera que revolvía la basura, un enredo de cables en la alta franja de cielo, un frenazo, dos conductores insultándose, un hombre descargando de un camión el peso muerto de una media res que parecía traída de otro mundo, de un mundo de silencio y campos verdes. Así, pasó por la galería Güemes, atravesó de ida y vuelta bajo la avenida 9 de Julio, [...] pasó por la Plaza de Mayo que tantas veces había visto en los noticieros, frente al Cabildo que él pensaba que estaba en la provincia de Tucumán. " (cap. 12)

Los personajes están perfectamente trazados, todos ellos son verosímiles y sirven para dibujar la problemática de Daniel al que en su mayor parte ayudan en el propósito que persigue o le animan a conseguirlo. Pedro Mairal también los utiliza para hacer un rápido esbozo de la sociedad argentina. En especial sirve a esta intención el taxista Gagliardi que mientras lleva a Daniel a la cita con Sabrina Love va dejando caer sus opiniones sobre la Argentina de los noventa del siglo pasado:

  • "-Acá es todo fútbol, todo barra brava. Dicen que el argentino es de tener amigos porque no le gusta estar solo; son macanas, el argentino para lo único que necesita al otro es para putearlo. " (cap. 8)
  • "-Este país se va al tacho, flaco, no sirve, hay que borrar y empezar todo de nuevo " (cap. 8)
En general todos los que intervienen en el relato están bien caracterizados: los soldados que le agreden por la prepotencia que suele ir pegada a sus uniformes; las humildes maestras temerosas siempre de recibir una agresión machista; la distinta visión que Víctor, el amable camionero que le acerca a Buenos Aires, tiene sobre la persona que ocasionó el terrible accidente de tráfico que desde hace siete años no se le va de la cabeza a Daniel; el taxista Gagliardo y el odioso proxeneta Marcelo Bianchi de quienes ya he hablado; su hermana Viviana que le hace la habitación y lo cuida con amor al igual que su abuela e incluso su hermano que se preocupa por él siempre; Ramiro y el mundo tan diferente que habita en Buenos Aires; el amor que quizás encuentre en la joven Sofía tan distinta a Sabrina; y por último la coprotagonista del relato, Sabrina, una pobre, bella y explotada mujer por el show business del sexo que mueve cantidades ingentes de dinero, que cumple en este relato la importantísima función de educar y aconsejar a Daniel.

En el aspecto formal, la lectura de esta novela corta de Pedro Mairal ha sido para mí un auténtico deleite. Maneja el español como nadie, ese español característico de la Argentina y en general del Río de la Plata con sus modismos y vocabulario peculiar para quienes habitamos en esta otra orilla del charco. Muchos de los términos provienen del lunfardo argentino:

Petiso (de baja estatura), Veredas (aceras), Pantaneras (neumáticos), Chevy (Chevrolet), " Mirá las pantaneras que le puso el negro Sosa al chevy " [cap. 2], sulky (pequeño carruaje rural), camino de ripio (camino de guijarros), carpincho (roedor americano), camalote (planta gramínea), ojotas (especie de sandalias), zafar (adornar), pollera (falda), remera (chaqueta), falopeado (drogado), linyera (vagabundo), forro (preservativo), remís (coche de alquiler), escuerzo (Persona flaca y desmedrada), biromes (bolígrafos), etc.

Y junto al léxico está la entonación de la frase a la que contribuye como ninguna otra cosa el voseo ("" [cap. 2]), pero también, cómo no, el soniquete del tango que es como el envoltorio natural de la Argentina. La música y letras tanguistas aparecen en la conversación de manera natural. La figura de Mirá las pantaneras que le puso el negro Sosa al chevy Carlos Gardel parece como si fuera un compañero más de los partícipes en el relato. Así en un consultorio médico al que acude Daniel el facultativo realiza su trabajo entonando un tango:

"El médico empezó a cantar "Cicatrices incurables de una herida que me ha causado la vida en su triste batallar...". Buscaba la tijera y cortaba los puntos poniendo voz de Gardel. "En la cara también luzco con orgullo un recuerdo que es muy tuyo y que llevo por mi mal" ". (cap. 17)

Para finalizar la reseña de esta entretenida novela no puedo dejar de llamar la atención sobre el humorque el escritor vierte por toda la obra. Ya la misma anécdota inicial es de naturaleza humorística: un chico de diecisiete, en plena calentura adolescente, que gana un concurso televisivo cuyo premio es el de pasar toda una noche con la estrella porno más famosa de la TV. Pero, en general, toda la novela reposa sobre el mismo pues Pedro Mairal trata con gracia todo lo que toca en el relato: el cura de Vilariño al que el el gordo Carboni robó el televisor que luego vendió a Daniel (" él debe pensar que fue Dios el que le sacó el televisor para castigarlo, porque si tenía el conversor era para ver el porno. ", cap. 2), los tópicos que cuentan los argentinos sobre los países vecinos (" Los que más te llevan son los camioneros. Si ves que el camionero es paraguayo, no te subís, son delincuentes. ", cap. 2), la fiesta de disfraces en la casa bonaerense de Ramiro donde a Daniel lo disfrazan de espantapájaros (" el disfraz a veces no oculta sino que revela -dijo ella-, revela lo que uno es, o se considera que es, o tiene miedo de ser, o le gustaría ser y no se anima. ", cap. 10), el encuentro sexual entre la profesional Sabrina y el neófito Daniel es también de lo más cómico. Pero, al igual que en "La uruguaya" la otra novela que he leído del escritor, es un humor que sirve para revelar asuntos más serios y profundos de lo que parece; y ese, en definitiva, es el tratamiento humorístico que a mí me encanta ver.

Una novela, como conclusión, muy muy divertida, muy muy entretenida, muy muy bien escrita, que deja un grato regusto tras finalizarla. Desde aquí la recomiendo vivamente. No es una obra maestra, eso no, pero es buena literatura o al menos así me lo ha parecido a mí. ¿Y a vosotros qué os parece este autor?

Datos del libro
Nº de páginas: 176 págs.
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Editorial: Libros del Asteroide; Edición: 1 (7 de mayo de 2018)
Lengua: CASTELLANO
Autor: PEDRO MAIRAL
ISBN: 978-8417007386
Precio:
En papel: 16'10 €
Ebook: 6'64€



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