Revista Historia

Una nueva aventura

Por Codiceeremita @codiceeremita

EREMITACuando de pequeños nos dicen que  vamos a vivir una “gran aventura” nos imaginamos viajes intrépidos por el mundo, sorteando adversidades y enemigos, probablemente vestidos de pirata o de aventurero al estilo Indiana Jones o de periodista a lo Rita Reporter.

Pero resulta que un día descubres que las mayores aventuras, muchas veces, se viven de puertas para adentro. En nuestro interior, o a través de alguien que se ha gestado en tu interior. De repente el mundo cambia por completo, se da la vuelta y el orden de prioridades cambia radicalmente. Y esa aventura, que aparecía en tu imaginación veloz y dinámica, de repente se presenta a cámara lenta, con música suave. Tranquila y discreta en su revolución, pero devastadora. La mejor aventura que podías haber imaginado.

Quizá ya me estaba preparando para ello: la restauración documental y cualquier labor creativa en encuadernación exigen pasos lentos pero seguros. Meditados. Tan sutiles que a veces pasan desapercibidos, pero imprescindibles para el buen desarrollo de las cosas.

Exigen revisar los pasos dados y no despistarse. Aprender de los errores, hasta de los más pequeños. Perdonar las equivocaciones. No creerse infalible, ser consciente de las limitaciones  y solicitar ayuda cuando es necesario. Informarse mucho, cuestionar todo y volver a cuestionar. Prevenir.  Tirar por el camino más sencillo, el que menos interviene, porque es el que más cuidado aporta la obra. Tener a la imaginación como firme aliada de la ciencia. Cultivar la paciencia y la perseverancia.

DARIO MANOS 2

Pero sobre todo, exige disfrutar siempre, hasta cuando parece siempre igual, monótono y un poco aburrido. Porque de repente todo se da la vuelta y la diversión empieza de nuevo.

Y es que a las aventuras de verdad las mueve el amor. Sin eso, todo lo demás carece de sentido.

Espero tener el privilegio de disfrutar de estas dos aventuras, si bien una estará siempre privilegiada sobre la otra. Al menos, ahora, somos cuatro manos y puedo ver las mías a través de unos ojos nuevos, cuya sorpresa perenne por lo cambiante del mundo acrecienta la mía.

DE VIAJE copia

*Por cortesía de David Alonso.


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