"Una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica" -Carl Sagan-
Dos figuras. Dos pilares. Como contexto, por un lado, los Lumière cuando proyectaron la salida de la fábrica; por otro, el uso de los efectos especiales de Meliès. Ciento veinte años después, el resultado es Gravity.
Gravity cuenta una historia simple, como pudiera ser la salida de unos obreros de su trabajo, y le da una factura técnica y digital que impulsó Meliès. Un relato sencillo que sirve para que el cine deje de ser cine, para que deje de contar historias, para que pase a ser una experiencia dentro de una sala.
Una misión, una explosión, una huida. Alfonso Cuarón ha decidido que durante hora y media el espectador pueda ser partícipe de una serie de catastróficas desdichas, en el espacio. Un más difícil todavía que llega adonde ningún cineasta ha llegado antes, ni se había atrevido a hacerlo. Con un control absolutamente magistral del tiempo narrativo, Gravity comienza como el remanso de paz que supone la ingravidez del espacio, para ser una subida constante que juega con los nervios y el aguante de cualquiera que se atreva.
Es envidiable la imaginaría del director, basado en un guión que opta por el detalle, aunque el todo sea también de un nivel asombroso. Tal y como demostró en Hijos de los hombres, Cuarón emplea los planos secuencia para que la historia gane enteros y la conexión emocional sea total. Aunque en ciertos momentos pudiera parecer que fuerza las situaciones para avanzar con la historia, se debe admitir que una peripecia como ésta solo puede ser contada de ese modo.
Sandra Bullock es la dueña de una función que justifica (tardíamente) por qué ya tiene un Oscar. Lamentablemente será en este momento cuando el gran público podrá apreciar que no es solo la reina de las comedias. George Clooney aporta su buen hacer en un guión que inteligentemente explota el carisma del actor.
Pero, al fin y al cabo, todo queda al servicio de un océano de efectos digitales que bañan cada rincón del relato. Gravity es algo que nunca se ha visto. Y difícilmente podrán darse las circunstancias de repetirse. Habrá copias, pero nada tan preciso como este cuento de superación, de Deus Ex Machina que nos ha regalado el devenir y la evolución de ese invento llamado cine.
Jonathan SV