Revista Cultura y Ocio

Una parada en el camino: el Juanito

Publicado el 01 mayo 2014 por Javier De Lara @FValentis

Una parada en el camino: el JuanitoMuchos de vosotros habréis hecho alguna vez o, incluso lo haréis regularmente, el viaje entre Madrid y Alicante. En mi caso, que soy un alicantino aficando en Madrid lo hago por lo menos tres o cuatro veces al año, por carretera, como buen dominguero, aprovechando las épocas de mayores atascos. Un viaje a Alicante no es lo mismo si no puedes mentar a la madre de un mínimo de diez o doce conductores.
Los que vamos a Alicante buscamos distintas cosas, como el sol, la playa (yo esto más que buscarlo intento evitarlo sin éxito), el mar y la comida. Qué bien se come en Alicante. Nada más marcharme ya empiezo a echar de menos el arroz a banda del Nou Manolín o del Nou Delfin o las tellinas a la sarten que preparan en la Terraza del Gourmet. Qué delicia.
Pero me estoy desviando. Estábamos con el viaje atravesando la Mancha que hay que realizar para llegar a la tierra dorada y pedregosa de Alicante, donde además de un montón de chonis, nos esperan unos días de descanso merecido. Lo correcto para este tipo de viajes, es realizarlo en hora punta. Es decir, después de salir del trabajo o salir a media mañana del primer día de vacaciones. Normalmente esto provoca que tengas que comer o cenar en camino y ahí es donde aparece el Restaurante Juanito
El Juanito es el típico restaurante de carretera, con estación de servicio incluida. Se accede a él desde la salida 34 de la A3 si vienes desde Madrid y de la salida 36 si lo haces desde Alicante. Cumple a la perfección con el estereotipo de antiguo restaurante de carretera: gran edificio rural de ladrillo, con cortinillas anti moscas a la entrada, baños con duchas e incluso la posibilidad de organizar una fastuosa boda entre un montón de guiris, autobuses y vacacionistas. Como debe ser. Si no huele a rancio, no sería un lugar típico para realizar una parada en carretera.
Una parada en el camino: el JuanitoEn su interior, te puedes encaminar o bien a su restaurante, donde te servirán con mantel y cubiertos, o bien hacia su barra, donde un montón de camareros te atenderán para que puedas pedirte o unos bocadillos o unas raciones de sepia a la plancha. No os preocupéis, todas las raciones y todos los bocadillos están buenos, de hechos algunos de ellos muy buenos. Completamente recomendables son los bocatas de salchichas, de chistorra, calamares o el pepito de ternera. En cuanto a las raciones, la sepia y los calamares vuelan. Como podéis ver, nada de nueva cocina que pueda estropear la experiencia singular de hacerse un lugar en una mesa cercana a la barra o abrirte paso en ésta, entre grupos de amigos en bermudas y señores con bigote, serios, que se están trajinando un par de cañas (sin alcohol, claro) antes de seguir camino.
Si alguna vez hacéis el viaje en coche entre Alicante y Madrid, no podéis dejar de lado este mítico lugar. Sea o no sea hora de comer, pensad que siempre hay hueco para una ración de callos o unos bocadillos guarros con mala pinta, pero un sabor maravilloso.

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