Una pasión criolla

Borges dijo: Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de bibliotecas. No soy amante de sus obras, pero lo respeto y lo reconozco como el mejor escritor argentino.Y coincido con él. Para mí no hay mejor sitio en donde encuentre un par de libros. No importa el contexto, sea en una biblioteca pública, en la escuela o en mi propia casa (tengo un solo librero) mi lugar ideal es aquel en dónde siempre encuentre un par de libros.¿Pero cuando nació lo que yo llamó “Mi Pasión Criolla”? Digamos que desde que empecé a leer, soy una devoradora de libros. Recuerdo que al empezar la escuela, leía y no respetaba los puntos ni las comas y mi maestra (la señora Ana) me retaba y me insistía a leer todo de nuevo. Eso significaba que en un futuro me iba a devorar los libros.

Viví en el campo, aquí en la provincia de Santa Fe. No tenía luz eléctrica ni televisión, así que me divertía con las aventuras de “Anteojitos” una revista dirigida al público infantil de creación argentina. Mi padre cada mes me las compraba cuando viajaba a la ciudad que quedaba a 45 kilómetros de la zona rural. En esas revistas venían acompañadas algunas veces de libritos que contenían grandes novelas, entre ellas, las mil y una noche (que confieso con mis 25 años no la he leído) Pero a mí ese tomo nunca me tocó, sino más bien, otros como Don Quijote.

Allí descubrí el maravilloso sendero que me llevaría a curiosear por cuevas de géneros que no estaban dirigidos a mí: La revista Humor, una revista para adultos que criticaba a los gobiernos de turno, la revista “Weekeend” dedicada a la pesca deportiva, el “Selecciones” del Reader´s Digest.

Hasta que estando en séptimo grado, una tarde, sentada en el piso de cemento de la escuela rural, (y mientras mis compañeros jugaban afuera) descubrí “Amalia” de José Mármol.

Una novela que narraba los tiempos de la “Federación” en la época del político y Militar Juan Manuel de Rosas. Recuerdo que no quería soltar el libro cuando sonaba el timbre que indicaba que había que volver a clases, porque yo quería saber sobre Amalia.  Hace un año más o menos, la volví a releer a esta novela, porque “Bodas de Odio de Florencia Bonelli” está ambientada en ésta época y, por curiosa lo hice.

Y después de Amalia, vendrían poemas de la poeta argentina “Alfonsina Storni” y otros libros más, hasta que en mis manos cayó Mujercitas de Louise May Alcott –librito que todavía lo tengo en mi humilde estante. Pero no lo compré en una librería, sino en uno de esos libros de cosmética como “Avon” y sufrí muchísimo al leer la historia de estas mujercitas. Y cada mañana que lo miro, cuando limpio mi librero, lo acaricio y sé qué es especial para mí.           Pero sin embargo, el hecho de vivir en el campo y la falta de tecnología, me hacían desconocer a qué género pertenecía este libro. Piensen ustedes que en el campo –hace un poco más de diez años- la gente –me incluyo- era un tanto ignorante; Yo desconocía que Mujercitas pudiera pertenecer a algún género. Mejor dicho: No me daba cuenta. Y mi padre, tampoco lo sabía. A él le gustaba leer, pero al igual que yo, desconocía los géneros.
¿Y cuando fue que descubrí el género romántico? A los 15 años, en la biblioteca popular de aquí de mi pueblo. Como me gustaba tanto leer, lo primero que hice al venir a estudiar aquí a Romang fue anotarme en la biblioteca. Lo único que tenía que hacer era donar un libro –sé que doné uno pero no recuerdo su nombre- y ya estaba.¿Cuál fue el primer libro que saqué de allí? “El diario de Ana Frank” una gran obra de una chica judía que relata lo que su familia tuvo que vivir en tiempos de Hitler. Es un libro que recomiendo a todos los jóvenes. 

Y después de ese, vendrían muchos. Hasta que aparece Danielle Steel. Al principio, libro que veía de ella en la biblioteca, me lo agarraba y lo pedía prestado, pero llegó un momento en que me cansó.

Entonces, empecé a buscar y buscar en la biblioteca hasta que vi “Amante y Tirano” de Johanna Lindsey y me enamoró. A partir de allí descubrí el género de la novela romántica. En la biblioteca hay muchos libros de ésta autora así que después de ese vendrían “La novia cautiva” y otros más.

Con Danielle Steel tengo una relación de amor odio: La veo y la quiero leer, de hecho lo hago pero al llegar a la mitad del libro, a éste lo quiero azotar contra el suelo, pero es una autora que tiene un lugar en mi corazón porque es parte de ésta pasión.Y después de esto, pasarían los años y yo seguiría leyendo, hasta que en el 2007 mi novio me hace conocer cómo funciona internet –él me enseño mucho- y me hace descubrir que la red hay sitios en dónde no sólo hablan de libros sino que además se los podían descargar. Y así descubrí que existían sagas, trilogías y un millón de autoras que escribían sobre éste bello género. Y ni hablar de la cantidad de lectoras que hay por todo el mundo.Así que, verán, por cuestiones económicas no podré tener todos los libros en forma física y por eso, para mí el medio digital es oro. Sí, tengo un estante con algunas novelas, pero son todos regalos de mi novio. Él siempre me está regalando un libro o dos por año, y por eso Jonatán tiene un papel especial en éste género que tanto amo. Él disfruta verme emocionada cada vez que recibió un libro por parte de él, porque la lectura, me ha ayudado a dejar de pensar en los problemas que tengo y, me ha ayudado a superar la muerte de mi padre. Leer es terapia y es mi pasión.

Soy muy selectiva para leer; Sólo el género romántico adulto pero sin embargo, mi blog, la librería de Brisa, me ha permitido conocer otros sitios en donde muchas chicas adolescentes y adultas leen el género juvenil, así que muy despacio me atrevo a leer el mismo.

Y así fue cómo descubrí el cofre mágico de la literatura. Las invito que me cuenten cómo empezó todo esto en ustedes.