Haciendo memoria podemos ubicarnos en lo que fue la entusiasta reacción de España ante "la conquista de Hollywood", cuando actores de nuestro país se atrevieron a cruzar fronteras y hacer sus pinitos en inglés en la gran industria del cine. Incluso el adelantado Antonio Banderas se instaló allí, lo cual fue un acto de arrojo y despertó admiración en su tierra a la vez que fama por las Américas. Luego llegó Pedro Almodóvar con su Oscar (no era el primero en ganarlo, pero sí el primero en no verse como una estupenda anomalía), Penélope Cruz con el suyo y con su agitada agenda laboral por allá… Todos ellos fueron pioneros que abrieron paso y que se observaron con la admiración del que logra algo muy difícil y, por qué no decirlo, rodeados de cierto teatrillo a lo Bienvenido Mr. Marshall por nuestra parte. Pero todo tiene un comienzo y todo el mundo pasa por la etapa de lactancia como mínimo una vez en la vida.

Aprovecho con igual naturalidad para repartir alabanzas hacia la serie en la que hemos puesto el acento y de paso recomendación. Ejemplo de serie de alta calidad y prestigio dentro de una época dorada de la televisión que vivimos y que será analizada en otra ocasión. Paco Plaza se ha hecho con las riendas de varios capítulos este 2016 en su tercera temporada cogiendo el testigo hispano de Bayona, y comenta en algunas entrevistas lo alucinante que ha sido para él dirigir al mítico Timothy Dalton o a estrellas del momento como Josh Harnett o, sobre todo ella, Eva Green, la que mejor hace de poseída desde El exorcista. No se la pierdan, si puede ser en versión original, otra de las ventajas de la globalización y la nueva mentalidad, porque uno de los alicientes es el tono británico de época y las palabras utilizadas por los personajes. Bienvenida, España, por fin, al siglo XXI del cine y la televisión. Que dure.
