Revista Arte

Una precoz y dilatada vida en el Arte; y una modelo ocasional, liberada hasta en su muerte.

Por Artepoesia

Una precoz y dilatada vida en el Arte; y una modelo ocasional, liberada hasta en su muerte.Una precoz y dilatada vida en el Arte; y una modelo ocasional, liberada hasta en su muerte.
Una precoz y dilatada vida en el Arte; y una modelo ocasional, liberada hasta en su muerte.Una precoz y dilatada vida en el Arte; y una modelo ocasional, liberada hasta en su muerte.
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Cuando falleció en 1885 el joven rey Alfonso XII en el Palacio del Pardo en Madrid, víctima de la tuberculosis, no encontraron artista más a mano para pintar su escena fúnebre que al niño genio pintor Fernando Álvarez de Sotomayor y Zaragoza. Había nacido en el Ferrol, en La Coruña, diez años antes. Sus padres lo enviaron pronto a Madrid a estudiar, y tanto destacó ya su precoz habilidad que asombró a maestros y entendidos, por entonces, en el Arte. En 1899 consiguió una pensión para viajar a Roma, así amplió sus estudios en la famosa Academia española de la capital italiana. Más tarde, en Holanda, descubrió la obra del pintor barroco flamenco Frans Hals (1585-1666), cuyo fuerte colorido y técnica empastada marcaría el resto de sus creaciones. En 1906 consigue en Madrid la primera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Viaja a Santiago de Chile en 1908 para impartir clases en la Escuela de Bellas Artes chilena, obteniendo tres años después la dirección de la misma. Aquí, en Chile, su influencia artística es tal que ya creó una tendencia, la llamada Generación de 1913, también conocida como Generación Sotomayor. En 1918 regresó a España para conseguir la subdirección del Museo del Prado, hasta que en 1922 obtuvo el cargo de director del mismo. En esta importante responsabilidad artística española se mantuvo hasta el comienzo de la guerra civil, en 1936. Luego de finalizar la misma, en 1939, volvió a ser director del Museo del Prado hasta su muerte, ocurrida en Madrid en 1960. Toda una vida casi. Ha sido el director del Prado que más años ha estado a su frente.
En los años que estuvo en Chile consiguió retratar, en 1908, a una jovencísima muchacha de la alta sociedad chilena, Teresa Wilms Montt (1893-1921). Pero, no pasó ella a la historia por eso, sino por haber sido una escritora a la vez que una mujer rebelde, liberal y soñadora. Comprometida, dos años después de ese retrato de Álvarez de Sotomayor, en un matrimonio no deseado por su familia. Así pudo, sin embargo, integrarse en un ambiente cultural que le atrajo ya desde entonces. Pero, nada resulta gratis cuando el deseo es atropellado por la precipitación. El marido, Gustavo Balmaceda, terminó siendo un hombre celoso, alcohólico y obsesivo. A partir de 1912, Teresa ingresa en la masonería y comenzará también a publicar, anónimamente, en algunos periódicos. 
Una relación clandestina con un pariente de su marido acabó siendo descubierta por éste, y, en una sociedad ultraconservadora como aquella, terminó demandada por Gustavo y condenada por adulterio. Es recluida en un convento en 1915. Un año después el poeta chileno Vicente Huidobro (1893-1948) la ayuda a escapar. Marchan a Buenos Aires y ella consigue publicar, por fin, dos de sus primeros libros. Aquí empezará a disfrutar ya de una vida no conocida antes. De algunos amantes que tiene, uno acaba hasta matándose por ella. Luego viaja a Nueva York, en plena Primera Guerra Mundial, y a causa de sus apellidos alemanes es arrestada por la vigilancia americana. Tuvo que marchar a España, país neutral, donde conocerá a los escritores más famosos de aquellos años. Al acabar la Gran Guerra consigue visitar París, y allí, al terminar casi el año 1921, decide también acabar ella con su propia vida. El pintor, aquél que la pintase ya casi una adolescente, la sobreviviría, sin embargo, aún treinta y nueve años más.
(Cuadro del pintor español Fernando Álvarez de Sotomayor, Desnudo; Retrato de Fernando Álvarez de Sotomayor, 1910, del pintor chileno Ezequiel Plaza, 1882-1947; Óleo de Fernando Álvarez de Sotomayor, Orfeo atacado por las Bacantes; Cuadro de Fernando Álvarez, Cena de Boda Gallega, 1915; Óleo de Fernando Álvarez, Retrato de la duquesa de Medinaceli, 1917; Óleo de Fernando Álvarez, Retrato de joven escondiendo sus ojos; Grabado de una ilustración del fallecimiento del rey Alfonso XII, 1885; Fotografía del pintor Fernando Álvarez de Sotomayor; Cuadro del pintor Fernando Álvarez, Estudio para boda en Galicia, 1917; Cuadro de Fernando Álvarez, Retrato de Teresa Wilms Montt, 1908, derechos de la Galeria ArtValue; Fotografía de Teresa Wilms Montt.)


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