Revista Salud y Bienestar

Una proteína asociada al envejecimiento prematuro actúa en personas sanas

Por Fat
Una proteína tóxica llamada progerina, descubierta por primera vez en pacientes con envejecimiento prematuro o progeria, desempeña un papel fundamental en el proceso de declive de las células, y no sólo en las personas con esta enfermedad sino también en el resto.
Un nuevo estudio ha descubierto que la producción de esta sustancia está relacionada con el desgaste que sufren los telómeros, es decir, los fragmentos de ADN que se encuentran en los extremos de los cromosomas. A medida que los telómeros se van desgastando naturalmente y su longitud se acorta como consecuencia de la división celular, se genera más progerina.
En pacientes con progeria, el proceso de envejecimiento acelerado se debe a una mutación genética, la cual causa que, en vez de segregarse una proteína llamada LMNA, se 'fabrique' la perjudical progerina. En las personas que no sufren este mal, el proceso es más lento, pero el mecanismo es muy similar, ya que el desgaste de los telómeros provoca que los genes de la LMNA produzcan igualmente la sustancia tóxica. Cuanto más se acortan los telómeros, más progerina producirán las células.
Este descubrimiento, publicado en 'Journal of Clinical Investigation', representa un paso más en la comprensión de los mecanismos celulares que nos llevan a envejecer y podría derivar, a largo plazo, en el desarrollo de tratamientos que ralenticen este proceso. Los autores del estudio pertenecen a los National Institutes of Health (NIH), organismos públicos de investigación médica en EEUU, y entre los firmantes del artículo se encuentra Francis Collins, uno de los padres de la secuenciación del genoma humano.
En 2003, invstigadores ligados al Proyecto Genoma descubrieron que la progeria se debe a una mutación en el LMNA; en 2007, se dio un paso de gigante en esta línea de investigación al comprobar que también las personas sanas, sin esta mutación genética, producen una pequeña cantidad de progerina en sus células. Ahora, se ha descubierto el mecanismo que desencadena el proceso, el cual involucra un cambio en el ARN, la molécula que convierte la información genética en proteínas.
"Vincular el fenómeno de una rara enfermedad con el envejecimiento normal está dando importantes frutos", celebra Collins. "Este estudio remarca la importancia de hallar fundamentales relaciones biológicas al estudiar desórdenes genéticos, como la progeria", añade.
"Si se confirma que la progerina, como parece, tiene una función importante en el envejecimiento, podríamos actuar sobre ella para intentar frenar o incluso revertir el proceso", explica Salvador Macip, investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido). Sin embargo, este experto advierte de que no existe "ninguna esperanza" de que esto se vaya a producir a corto o medio plazo.
"Sabemos mucho, pero aún nos queda mucho por aprender", resume Macip. Cuando se comience a probar el primer fármaco que actúe sobre este proceso, cosa que nadie sabe cuándo ocurrirá, aún harían falta varias décadas para comprobar si es efectivo o si tiene efectos adversos.
**Publicado en "EL MUNDO"

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