Evidentemente en esta exposición itinerante se trata de réplicas, dado que los originales no pueden viajar por tratarse de obras delicadas y sensibles que necesitan especiales cuidados de conservación, por lo que actualmente se conservan en museos, como en el Museo Egipcio de El Cairo. De todas formas se trata de réplicas fieles, que el visitante puede contemplar, de innumerables objetos preciosos, joyas, amuletos y figuras de oro, reproducciones minuciosamente elaboradas con las técnicas más modernas. Son obra del arquitecto de la exposición, Rainer Verbizh con la colaboración de los egiptólogos Dr. Martin von Falck y Dr. Wolfgang Wettengel. Todas las piezas de la exposición están presentadas de forma innovadora con explicaciones detalladas. Las instalaciones interactivas entre los objetos funerarios permiten profundizar más en los temas. Además de una reproducción asombrosamente real del sarcófago de cuarcita que permaneció en la tumba, también se pueden contemplar los cofres. Las figuras de dioses ocultas en los cofres –y reproducidas fielmente– revelan toda su magnificencia; las joyas de oro de la momia se exhiben al alcance de la mano y los carros de guerra dispersos por la tumba recuperan toda su belleza completamente reconstruidos. Además, también se puede ver una réplica perfecta de la famosa máscara, cuyo original viajó por última vez en los años 80.Solamente unos pocos privilegiados que visitaron la excavación en los años 20 tuvieron el privilegio de ver la tumba original. Ahora se puede revivir el antiguo Egipto en esta espectacular reconstrucción de las cámaras funerarias del faraón, que ocupan una superficie de 3000m2. Dar una vuelta lleva unos 90 minutos. Si se desea ver y leer todo detenidamente, el tiempo de la visita se puede alargar hasta tres horas. Merece la pena, tratándose de lo que quizás ha sido unos de los mayores hallazgos arqueológicos de nuestra era.
En esta imagen, el niño Tutankhamón, una reproducción realizada por el Taller Horus. Explicaciones se pueden leer aquí.