Revista Música

Una revolución llamada León Benavente

Publicado el 16 febrero 2017 por Germanpri

Germán Prieto Guerra

Es imposible estar sentado. Es completamente imposible permanecer en la butaca del Teatro Carrión mientras León Benavente pise las tablas del céntrico recinto. Y lo pudimos comprobar la noche del viernes 10 de febrero.

Aquella fecha, la señalada por Abraham Boba y los suyos para acudir a la llamada del público vallisoletano, que tantas veces ha podido degustar de la intensidad del cuarteto y que tantas veces ha respondido a la cita: desde la sala LAVA a las fiestas de la ciudad en la Plaza Mayor y que el grupo se acordó de mencionar y agradecer un cariño que era recíproco, no era una fecha más.

Aquella noche fue la consolidación de León Benavente en Valladolid, tal y como se iba produciendo en cada lugar que han ido pisando en este tour de presentación de “2”, el segundo LP que les está alzando hacia la cumbre del rock alternativo en español, si no lo estaban ya.

Una revolución llamada León Benavente

Aquella noche fue un recital de buen hacer, de elegancia y decadencia, de estribillos punzantes y lírica ametralladora, de éxito tras éxito, de himno tras himno. Desde “Tipo D”, con la que abrían el espectáculo, hasta “Ser Brigada”, cierre en comunión perfecta con un público con ganas de desatar la revolución. Entre medias, un repaso a la carrera de unos León Benavente pletóricos.

No faltó nada: “La Ribera”, “Gloria”, “California”, o la pluscuamperfecta “Habitación 615”. Tampoco dejaron en el tintero “Ánimo, Valiente” o la sorpresa de interpretar “Han Caído los Dos”, una versión de Radio Futura que hacían suya y envolvían del espíritu de la banda.

No sabemos si fue la copa de vino de Boba, el “bonito y decadente” Teatro Carrión, en símil, según decían, con ellos, o que el público, ahora convertidos en discípulos revolucionarios del Rey Ricardo, no fue capaz de no estar de pie, pero aquella noche permanecerá en la retina de una de las bandas más en forma del panorama nacional. Y en la nuestra.

Larga vida a León Benavente.


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