Revista Opinión

Una revuelta poco ilustrada

Publicado el 22 septiembre 2011 por Jorge Gómez A.

Quienes dicen quetoda la crisis educacional es un simple alzamiento de los ignorantes y portanto es ilegítimo, olvidan la asonada del modelo educativo contra la Educaciónmisma.
Leyendo diversos comentarios en torno a la crisiseducacional, no ha dejado de llamarme la atención, una creciente apelación a lamala educación de los jóvenes, a su falta de civilidad, e incluso a “su anarquismo”(sin definir qué es el anarquismo), para cuestionar las demandas estudiantiles.
En la mayoría de estos comentarios, se apela a laexistencia de una rebeldía que sería sin causa, más bien delictual, traducidaen una rigidez sin justificación, cuya causa principal radicaría en la inmensaignorancia de los estudiantes, que permitiría que sean manipulados por gruposminoritarios y extremistas, con intereses más ideológicos y dogmáticos queeducacionales.
En otras palabras y según estos argumentos, las demandas yla tozudez estudiantil en cuanto a éstas serían ilegítimas, pues estaríansiendo enarboladas por una masa de ignorantes, manipulados (algunos inclusoagregan que lo que menos les interesa es aprender y educarse).
Algunos agregan que a partir de eso, la falla no es delmodelo educacional sino de las familias de esos “ignorantes manipulados” -quetambién serían ignorantes- por no fomentar la educación de sus hijos, pues “elignorante, por voluntad –si la tuviera- saldría de la ignorancia”.
Lo interesante es que estos argumentos no son errados deltodo. Efectivamente, existe una gran masa de individuos –varias generaciones- quepoco o nada conocen de principios básicos de civilidad, de buenos modales, derespeto al prójimo, y de educación en sentido amplio. No son espírituscultivados.
Lo anterior se ve reflejado diariamente al momento desubir al transporte público, bajar del metro, en diversas filas donde unoespera un turno para ser atendido, en las calles con los conductores y peatonesimprudentes y borrachos, con la gente que bota papeles al piso estando a metrosde un basurero, en las barras bravas, en los centros comerciales, y un largoetc.
Nuestra sociedad se caracteriza por una crecienteincivilidad, sin distinción de clases o posición social o económica. Y ello sedebe en gran medida al fracaso del sistema educacional en su conjunto, demanera global. No por nada, el año 2000 se nos indicó que un 80% de loschilenos entre 16 y 65 años no tiene el nivel de lectura mínimo. Y nadie seinmutó.
No es raro entonces que la cultura de lo vulgar (y la“idiotización” y embrutecimiento alienante que ello conlleva) se sitúe cada díasin problemas en todos los ámbitos de la vida colectiva e individual, en laprensa, la cultura, la moda, incluso la política y el lenguaje. Como algonormal. Entonces, como sociedad -y sin darnos cuenta- volvemos a la minoría deedad, a la barbarie.
Y entonces,  efectivamenteesta revuelta estudiantil es en parte un levantamiento de los sin educación, deaquellos que por generaciones han ido a las escuelas, creyendo que iban aaprender y a ilustrarse, pero han salido de éstas sin siquiera entender lo queleen.
Pero hay algo másimportante, es un levantamiento contra otra revuelta previa, la que el sistemaeducacional ha llevado a cabo desde hace años contra los principios ilustradosmás básicos.
Esa revuelta del sistema educacional contra la Ilustración, ha sidouna revuelta que silenciosamente, de manera paulatina, ha ido instaurando lavieja lógica del saber exclusivamente para los señores, mientras el restopulula en la ignorancia, la banalidad -en la mera domesticación-. Con ello, haido contra la principal tarea de la educación, la conciliación entre Libertad ynormas.
Entonces, quienesdicen que toda la crisis educacional es un simple alzamiento de los ignorantesy por tanto es ilegítimo, olvidan la asonada previa del modelo educativo contrala Educación misma.
Y peor aún, olvidan que esa falta de civilidad que elmodelo educativo perpetúa por generaciones, va en el corto y largo plazo contrade la vida en sociedad. Va contra la paz y la libertad.
Es decir, olvidan que la falta de educación generacióntras generación, implica una reversión hacia la barbarie. Un ataque a la Razón en sentido kantiano. Yel hombre se vuelve zafio (bruto). Entonces, el campo se vuelve fértil para cualquierdogma totalitario y criminal que dispone de las masas ignorantes, a través delcual codiciosos, populistas y dictadores, encuentran el camino despejado parasaciar su ambiciones personales de poder absoluto.
En medio de la crisis educacional, aún es tiempo dedefender y anteponer los principios liberales e ilustrados en cuanto a laEducación, para no dejarla en manos de populistas y dogmáticos ansiosos depoder.
Porque no hay que olvidar cuál es el propósito central dela educación, que en la ilustración se planteó como principio esencial, lalibertad: ¡Sapere aude! ¡Ten  el  valor  de servirte  de  tu  propia  razón!  (Kant, 1784).

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