"...y era tan dulce y tan triste esa sensación, que le hubiera gustado que durase siempre y echarse a llorar."
Portada de Una semana en la nieve
"Nicolas se sintió succionado dentro de un precipicio, y ese precipicio estaba también en su propio interior. El estómago se le descolgó, tuvo miedo, quiso reírse."Emmanuel Carrère arriesga al elegir un niño como protagonista de su historia. Arriesga, acierta y convence. Y desasosiega. Y maravilla. Es atrevido porque su niño no muestra el candor e inocencia de la que suelen hacer gala la mayoría de protagonistas infantiles. La mente de Nicolás es compleja. Sí, la mente de los niños es compleja, aunque no nos guste darnos cuenta de ello. Nicolás es un niño tímido e introvertido, preocupado en exceso por encajar en el resto del grupo. Y sobre todo es un niño carente de afecto y necesitado de compresión. Sus padres son extremadamente sobreprotectores. Le ocultan cosas, le crean miedos innecesarios. Los niños son niños pero nos son tontos, se enteran de todo, no pasan una. Tal vez no sepan encajar lo que oyen y ven pero qué es ser niño sino aprender a comprender el mundo. Nicolás, que habíamos dicho que es un niño introvertido, recurre a su imaginación para comprender lo que vive y siente. En sus fantasías encaja las piezas, las retuerce, las rechaza, las cambia, crea otras nuevas y con todo ello construye puzles que le ofrecen lo que necesita y anhela. Pero también hemos dicho que lo niños no son tontos. Nicolás sabe que las imágenes de sus puzles no son bonitas, que a nadie más le gustaría verlas, pero aun así no puede evitar regodearse en ellas y versionarlas una y otra vez. Ejercen sobre él una poderosa fascinación.
"Estaba sola, muy sola, sin más auxilio que su propio calor y la suavidad de su vientre, en torno al cual se replegaba, donde se cobijaba, castañeándole los dientes, sollozando de miedo y de tristeza, consciente ya de que lo había perdido todo y no obtendría nada a cambio."
La Foire du Trône. Fotografía de (vincent desjardins)
No sólo ejercen fascinación sobre Nicolás. También sobre nosotros. ¿Cómo se explica sino que sigamos pegados al libro sin horrorizarnos, sin rechazarlo? Los adultos seguimos imaginando. Seguimos intentando comprender la realidad a través de la fantasía. Seguimos creando puzles y buscando en ellos consuelo. Seguimos manteniendo esos puzles en secreto. Por eso nos fascina Nicolás. Nos fascina su mente. Nos fascina Carrère y nos fascina su prosa, triste y seductora, hiriente y alentadora. Y nos fascina ese paisaje helado. Días de blanco radiante, noches de frío sin fin, nieve que quema y que hiela."No había nada allí, el vacío, un territorio ausente. Con los ojos abiertos de par en par miraba tras el hombro de Hodkann, tras la ventana, la masa negra de los abetos que se combaban bajo la nieve y más atrás todavía, la oscuridad."Nicolás es el personaje más desarrollado. Aunque la narración está escrita en tercera persona es él el eje en torno al cual todo gira. Son sus pensamientos los que se plasman en el libro y solo conocemos lo que sus ojos ven y sus oídos oyen. Pese a ello, a través de él podemos palpar al resto de personajes: su profesora, el monitor Patrick, su compañero Hodkann y sus padres. Sus padres, ausentes en esa excursión pero tan importantes en el desarrollo de la trama.
"Su madre quiso abrazarlo para consolarlo, no cesaba de repetir: "Nicolas, Nicolas", y él sabía que le ocultaba algo, que no podía fiarse de ella. Su madre también se echó a llorar, pero como no le decía la verdad, ni siquiera podían llorar juntos."Sabemos que va a pasar algo. Algo siniestro. Desde el principio, antes de que aparezca el niño asesinado e incluso aunque no nos hubieran hablado de él en la sinopsis. Lo presentimos. Pero estamos tan fascinados (perdonadme si me vuelvo a reiterar con la palabra) con lo que leemos que no alcanzamos a ver más allá. Emmanuel Carrère hace con nosotros lo que le da la gana, nos lleva por donde quiere, es más, nos deja justo donde él quiere. Al borde del abismo. Salimos de la ensoñación, es hora de encarar la realidad. Lo que hemos leído hasta ahora no era más que la antesala de todo lo que nunca nos atreveríamos a imaginar. Os lo advertí al principio, la realidad supera con creces a la ficción. Para descubrir la primera tendréis que leer el libro. La segunda ya os la cuento yo: brillante, fascinante (nuevamente), concisa y demoledora. No le puedo pedir más.
"...Nicolás sabía que la puerta iba a abrirse, que en ese instante su vida comenzaría y que en esa vida, para él, no habría perdón."
#telefono#telephone#olddevices. Fotografía de Alfonso Legido
Ficha del libro:Título: Una semana en la nieve
Autor: Emmanuel Carrère
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 1995 (2014)
Nº de páginas: 168