Revista Opinión
Llevo unos días un poco alejado del blog, normalmente te pasa que hay semanas en los que estás tan liado que ni tienes ganas ni te apetece expresar tus sentimientos. Hoy sábado, quisiera, en cierto modo, expresar mi rabia por algo que igual a todos nos ocurre, que confundimos lo urgente con lo necesario y con lo vital. Vas corriendo a todas partes, no paras de hablar de política, de la crisis, de los precios, del trabajo,... pero de pronto te viene la varita mágica y te marca el destino. Y el destino puede ser tan trágico que todo se paraliza. Adelanto que no es mi caso, sino el de un familiar cercano, pero llevo un par de semanas pasando horas en las salas de radioterapia y oncología de un hospital y realmente todos los esquemas se te vienen abajo, da igual los votos y la elecciones, Rajoy, Zapatero o el Che Guevara,... la vida se va rápida y lo ves en determinados pacientes que no solo su futuro es escaso sino doloroso. Con esto no digo que no merezca la pena luchar y dejarse la piel por lo que uno cree, pero la insoportable levedad del ser (aquella de la novela de Kundera) te inunda y te das cuenta que hay que aprovechar cada minuto de felicidad y que esta felicidad está sobre todo en los que tienes más cercanos, tu familia, tus amigos. Por eso hoy no les hablo de lo mal que lo hacen unos u otros, les pido simplemente que de vez en cuando en sus vidas se paren a reflexionar si lo que hacen merece la pena y si es preferible trabajar menos o dedicar menos tiempo a las "grandes" cosas y vivir, Vivir con mayúsculas disfrutando de una puesta del sol en el paseo marítimo tomándote un café, o leyendo un buen libro escuchando tu sinfonía preferida. No se si me ha salido cursi, pero era lo que sentía y lo que siento estos días, en esta semana, una semana tonta.