Revista España
En ningún otro punto del planeta se puede encontrar un entorno de características naturales tan especiales y en una superficie tan amplia.
Lo que hace única a Sierra Bermeja es un tipo de roca llamada peridotita, surgida por los distintos estiramientos que ha sufrido la corteza terrestre a lo largo de la historia y que ha conformado un hábitat único con numerosas especies vegetales que no existen en otro lugar. Todos esos valores ecológicos tan singulares y que han perdurado durante miles de años se ven ahora amenazados por los pasos firmes que continúa dando el ladrillo en la Costa del Sol.
La particularidad de este espacio fue lo que motivó a un grupo de científicos, expertos y ecologistas a proponer hace cuatro años al Ministerio de Medio Ambiente, que entonces dirigía la ministra Cristina Narbona, que declarara esta zona parque nacional antes de que el desarrollo urbanístico desmedido tan generalizado en esta parte de la provincia terminara por acelerar su degradación.
De los 200 kilómetros cuadrados de superficie que se pretende proteger, hay una gran parte que se está viendo rodeada por viviendas de lujo y campos de golf que hacen las delicias de los turistas extranjeros que visitan la Costa, pero que según el experto están siendo "auténticos atropellos urbanísticos". El ejemplo más "flagrante", en su opinión, de la degradación que sufre la masa de peridotitas de Sierra Bermeja es Benahavís.
Allí, la expansión urbanística de los últimos años está poniendo en peligro la supervivencia de numerosos endemismos, es decir que no existen en ningún otro sitio porque se han ido adaptando con el tiempo a la cantidad de materiales pesados que tienen las peridotitas como níquel y plomo y eso le han hecho únicas.