

No sé, veo como se tambalea todo mi edificio lógico.
Antes, suscribía al pie de la letra la afirmación principal marxista de que todo no era sino puñetera economía.
Hoy, ahora, ya no y no sólo porque se hayan hundido aquellos imperios marxistas de al otro lado del telón de acero. Todavía soy capaz de discernir lo que es obra de la pura ciencia y de los sentimientos humanos, porque llevo quizá demasiado tiempo estudiando a Marx y a Freud.
El judío economista alemán se centró demasiado en el logos y despreció el ethos y el pathos. Y el padre del psicoanálisis hizo algo parecido con Eros y Tánatos.
El hombre es un ser pluridimensional. Yo, ahora mismo, me siento impelido por un montón de impulsos la mayor parte de ellos contradictorios.
De una parte, me gustaría dejar de escribir, de pensar, de esta forma que ahora tengo de trabajar,y acostarme un rato con el transistor a oír Hora 25. A estas horas del día, cuando ya he releído varias veces la prensa escrito por aquí, por internet, descansar, echado en la cama, oyendo a toda esta gente que piensa de un modo tan diferente al mío, supone un gran descanso, incluso me relaja comprobar cómo tiene tanto predicamento gente que respira puro fascismo, como hacen algunos de los contertulios de la Barceló.
No alcanzo a comprender, todavía, como se cargó a Carnicero y ampara a tipos como ese Juan Carlos ¿Jiménez o Martinez?, el ejemplo vivo de todo lo que yo aborrezco, porque a lo que hace el tal Emilio Contreras parece que ya me he acostumbrado.
Seguramente alguien, en el organigrama de Prisa, ha determinado que la pluralidad exige confraternizar con lo más retrógrado del pensamiento radiofónico actual, que para seguir teniendo más oyentes que cualquier otra emisora, es necesario que la bazofia ideológica campe también por aquí, a sus anchas. Pero a mí me hace daño, incluso físico, oír a tipos como éstos defender lo indefendible, o sea, el puro y duro fascismo.
Pero decía al principio que, para mí, aquí y ahora, todo se reduce a una simple cuestión ética.
Estamos en uno de esos momentos cruciales de la historia de la humanidad, el bien y el mal se han desprovisto ya de todas sus caretas, se trata de apostar por la gentuza o por sus víctimas, da igual que sea un Rey o un presidente del Supremo que se vayan de juerga con sus parejas mientras millones de sus conciudadanos a los que ellos deberían de proteger y amparar sufren toda clase de persecuciones por los poderosos, o de las llamadas autoridades políticas que contemplan impasibles como la riqueza se va cada día más acumulando en muy pocas manos mientras que el resto se sume en el pozo sin fondo de la peor de las miserias.
Como digo, ya no se trata de una cuestión política, el Estado, el Gobierno sólo se justifica si hace de factor equilibrante de las desigualdades sociales, ni siquiera económico, no puede funcionar un sistema de esta naturaleza sin un reparto mínimo de la riqueza que permita que las masas populares consuman lo que fabrican las élites, es una simple cuestión de humanidad, o sea, ética, que se basa en esa solidaridad de género que Terencio expresó magistralmente: soy hombre y considero que nada humano me es ajeno.
Ya sé que filósofos tan existenciales como nuestro Unamuno, esencialmente contradictorio, propugnó esencialmente un sentimiento trágico de la vida, pero yo exijo, aquí y ahora, que huyamos de lo patético para refugiarnos en ese derecho a la vida que tiene todo hombre por el mero hecho de haber nacido.
O aceptamos y practicamos la máxima de Terencio o no merecemos llamarnos hombres.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 27 junio a las 01:31
Eres una persona inteligente, pero debes de dejar de pensar asi, claro que es culpa nuestra muchas cosas, pero quienes nos manejan los titulados club bilerberg o los illuminati, quienes quieren destruirnos y solo mantener el control de ciertas personas, recuerda que ellos han hecho todo esto, todo a estado preparado exactamente como ellos an querido. Nos estamos matando entre nosotros, simplemente como eso.