Revista Cultura y Ocio

Una tarde en el cementerio de Poble Nou

Publicado el 06 noviembre 2012 por Srabsenta @srabsenta

Una tarde en el cementerio de Poble Nou
Hace tiempo que tenía pendiente escribir esta entrada. Concretamente, desde que una tarde de finales de agosto Andrés, Neus y yo nos adentramos en el cementerio de Poble Nou.
Como saben los lectores del blog, a los “Cazadores de Hermes” nos gusta el arte funerario y, especialmente, si encontramos símbolos de Hermes en los cementerioscomo aquí ocurrió (y también en el de Montjuïc unos días despuésy ayer en Sitges).
Soy consciente que este texto debería haberlo publicado la noche del 31 de octubre, nuestra “castanyada” aunque Halloween nos esté ganando la partida a marchas forzadas como muy bien dice Conchita en su blog. Desgraciadamente, no tuve en cuenta que el tiempo pasa muy deprisa y que en nada me estaría comiendo las castañas, “panellets” y boniatos. Pero tampoco está tan mal hacerlo un poco después tras haber visto también el cementerio de Sitges con mis compañeros de grupo.
Volviendo al Poble Nou, les diré que fue el primer cementerio levantado fuera del perímetro de la muralla de la ciudad. Inaugurado en 1775, el obispo Clemente ordenó su construcción avanzándose a la normativa de 1787 que obligaba a trasladar todos los cementerios y llevarlos extramuros por razones de higiene.Pero el cementerio actual no es exactamente el de 1775 ya que ese se lo llevaron por delante las tropas de Napoleón en 1813. Hasta entonces, aún existiendo la prohibición de enterrar los difuntos en las parroquias e iglesias del interior de la ciudad, las ricas familias barcelonesas siguieron enterrando allí a sus muertos y negándose a hacerlo en las afueras por considerarlo como algo deshonroso. Por lo que este cementerio tan solo se utilizaba con los más pobres.
Años más tarde, en 1819, el cementerio se reconstruyó por obra de un arquitecto italiano que se llamaba Antonio Ginesi y que ideó el recinto de acuerdo al estilo neoclásico.
Una tarde en el cementerio de Poble Nou
Poco después de su reconstrucción Barcelona sufrió una gran epidemia de fiebre amarilla que se llevó a 6.000 barceloneses a la tumba. Eso ocurría en 1821 y por ello, en su parte central, se erigió un mausoleo en su memoria.
Una tarde en el cementerio de Poble Nou
Durante nuestra visita estuvimos en la zona conocida como "el recinto de los panteones", que forma parte de una ampliación posterior, de 1849. Aquí descansan las familias adineradas del siglo XIX, en mausoleos y panteones realizados por escultores de la talla de Josep Llimona y Jaume Barba.
A mi parecer, "El beso de la muerte" es el monumento más bello de este lugar. Data de 1930 y forma parte de la tumba de un empresario textil que se llamaba Josep Llaudet Soler. Considerada como una obra de Jaume Barba (está firmada por su taller), la propia familia del escultor opina que el diseño pertenece a Joan Fontbernat. Sea de uno o del otro, la escultura es impresionante y también lo es el texto de Mossen Cinto Verdaguer que reza en la tumba.
Una tarde en el cementerio de Poble Nou 
Una tarde en el cementerio de Poble Nou
También pasamos por el sepulcro de Josep Anselm Clavé, construido en 1874 por Manuel Fuxà y por el nicho del padre del submarino Ictineus, Narcís Monturiol (1885), del que otro día hablaré con más detenimiento.
Una tarde en el cementerio de Poble Nou
Entre tanto personaje ilustre también nos acercamos al nicho del famoso “Santet del Poblenou”. Un muchacho que se llamaba Francesc Canals i Ambrós que tuvo la mala suerte de morir prematuramente a los 22 años de edad, en 1899. Él era un chico bondadoso siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Sobre ello hay quien dice que halló la muerte intentando ayudar a unos vecinos que habían sufrido un incendio en su casa. Otros piensan que fue la tuberculosis quien se lo llevó a la tumba.La cuestión es que el chico murió muy joven y con cierta fama de ser una persona con poderes paranormales.Sobre ello se dice que llegó a predecir el incendio de los Almacenes El Siglo (en las Ramblas) ocurrido en 1932, muchos años antes de que tuviera lugar y, como dato curioso, les diré que en vida trabajó como empleado en esos almacenes. También se dice que una vez soñó con su temprana muerte y con que su padre (que era ciego) recuperaría la visión tras la muerte del hijo.

Una tarde en el cementerio de Poble Nou

Fotografía del incendio de los Almacenes El Siglo publicada en La Vanguardia el 27.12.1932


Todas estas historias eran bien sabidas por su familia, amigos y vecinos del barrio de la Ribera. Por eso pronto empezaron a visitar su nicho y a rezarle pidiendo milagros imposibles. Inicialmente,el nicho se encontraba en un lugar mas elevado al que se encuentra ahora y ello dificultaba la colocación de flores y demás ofrendas. Por eso luego fue trasladado al lugar actual, mucho más asequible y rodeado de nichos vacíos que se usan como altares.
Una tarde en el cementerio de Poble Nou
Una tarde en el cementerio de Poble Nou

Aquí también están enterrados mi abuelo materno y mi tío Juan (su hijo). Les hablo de mi abuelo Pere, ese que sufrió lo suyo en la Guerra Civil cuando la FAI se lo llevó a rastras de su casa y lo torturó cruelmente en la checa de la casa Monells. Por suerte salió de allí con vida y murió bastantes años más tarde por culpa de un derrame cerebral. Yo no le conocí aunque siempre le tuve mucha simpatía y me hubiera gustado hallar su nicho para decirle que encontré su diario y que lo pensaba publicar. Pero por desgracia me perdí entre tanto nicho y tanta tumba y me fue imposible dar con él. De hecho, estuvimos tanto rato paseando y haciendo fotos que el cementerio cerró con nosotros dentro. Suerte de Andrés, que no era la primera vez que le ocurría y nos salvó de pasar la noche entre los muertos.

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