El día de hoy vengo a hablarles de una de las mejores tardes de mi vida.
Giuseppes Ristorante
Esta tarde fue la tarde de nuestro último examen final. Nos reunimos temprano en el Starbucks para poder estudiar con calma, de ahí nos dirigimos a la escuela para tomar nuestro examen de las 4. Acabamos en seguida e invitamos a varias personas a unirse a nuestra tarde elegante/italiana. No muchos podían por lo que decidimos secuestrar a un amigo (básicamente, si). Así que ahí íbamos, dos chicas y dos chicos camino a una encantadora velada.
Si ignoramos mi cara y mis extraños gestos, podemos apreciar la hermosa falda de color vino que OASAP me mandó para reseñar. La amé y la sigo amando. El color rojo vino es hermoso, la tela de chiffon es suave y elegante y por el precio yo me compro tres más. Les juro que me enamoré, esta preciosa. Definitivamente estaré comprando más cosas de esa tienda pronto.
Click aquí para verla en oasap
Mi amiga y yo nos pusimos de acuerdo en vestirnos de una manera diferente a la normal. Algo un poco más excéntrico, elegante, ideal para nuestra tarde perfecta. Nuestra sorpresa fue grata al descubrir que ambas habíamos elegido faldas largas. Que lindas nos vemos juntas, mucho amor.
Llegamos al restaurante como a las 6 y pedimos que nos abrieran el vino que llevábamos (cortesía de los puntos de Liverpool que un amigo tenía por haber comprado una lavadora). Mientras esperábamos nuestro fondue de entrada nos trajeron algo de verdura y compartimos la charla más amena que he tenido este año.
El fondue no fue de los mejores que he probado, sin embargo, la combinación del queso derretido, el pan italiano, la atmósfera y un vino encantador lo hicieron casi perfecto. En seguida, ordenador los platos fuertes.
Las pizzas no tardaron en llegar. Si no me equivoco, una era de carnes y la otra era de jamón serrando y queso de cabra. Estaban exquisitas. como las sirvieron por pedazos y no las dejaron en la mesa olvidé por completo tomar fotos.
Y después de horas de una buena charla, tomarnos un vino delicioso entre tres (porque mi cuarto amigo huyó después de comer y tomando solo una coca), no pudimos resistirnos a pedir un postre.
Las crêpes Suzette fueron preparadas ante nosotros. (no encuentro los videos y estoy llorando internamente). No les cuento más, estaban para morirse.
Regresamos a nuestras casas con una sonrisa en la boca, hechizados por la magia de la comida y arrullados por el vino.
Como pueden apreciar, soy una amante del vino, el drama y las veladas agradables con una compañía que lo es aún más.
Si alguna vez vienen para Morelos, no duden en avisarme y los llevo hasta el fin del mundo con promesas de las aventuras más excitantes que pueden imaginar.
Muchos abrazos,