Gore afirma que la atmósfera es vulnerable porque es muy fina, por lo que la acción humana realmente puede llegar a cambiar su composición, responsabilizando a las personas, sus gobiernos e industrias del cambio climático, e instando a emprender un camino de búsqueda de energías limpias para evitar la destrucción del planeta. Además, esta convencido de que los partidos políticos hacen caso omiso a este tema para evadir su responsabilidad moral a la hora de intentar hacer algo, puesto que es más fácil negar esta situación que admitirla e intentar combatirla.
Al Gore también hace alusión a su mentor y profesor, Roger Revelle, gracias al cual encontró el estímulo necesario para interesarse por este tema. De hecho, Revelle fue uno de los primeros científicos en estudiar el calentamiento global.