“Una vida mejor”: Sueños y pesadillas de felicidad

[6/10]   Hija de su tiempo, “Una vida mejor” nos habla de las ilusiones, adversidades y desencantos de una joven pareja que lucha por abrirse paso en un mundo de paro y precariedad laboral, de hipotecas y créditos abusivos, de especuladores desalmados y emigrantes forzosos. Son momentos de crisis que Yann y Nadia tratan de capear en torno al fogón del restaurante que quieren sacar adelante a base de entusiasmo y de préstamos… cuando lo que la realidad les trae son deudas, extorsiones y soledad en su indefensión. Cédric Kahn recoge esos sueño convertidos en pesadilla a partir de una estética realista cercana al documental, en un intento de dar verosimilitud a una dura historia de supervivencia.

La cámara de Kahn baja a la calle y toma el pulso a parados y endeudados, a inmigrantes y a los más desfavorecidos, con una voluntad de denuncia hacia una realidad en la que no faltan quienes se colocan la soga al cuello… ni tampoco quienes no dudan en tirar de ella y ahogar al desesperado. Toda la vida de Yann y Nadia es una tragedia anunciada y cocinada con un lenguaje elíptico y episódico, y también una continua huida hacia adelante sin conocer el final del túnel ni poderse quitar de encima el sentimiento de fracaso. Yann ve cómo sus sueños de felicidad se esfuman en in crecendo y en caída libre… hasta perder dinero, trabajo, mujer, hijos, nacionalidad… Menos mal que Kahn quiere dotar a su protagonista de una voluntad de hierro, y conceder a su historia de un rayo de esperanza… porque, por momentos, lo de “una vida mejor” parece un mal chiste construido sobre el cinismo y la ironía.

Este drama social y humano nos recuerda al que filmara la nouvelle vague, y Yann al Antoine Doinel sin familia que le protegiera, entre casas de acogida y padres ausentes. La imparable caída hacia la desgracia y el infortunio se hace algo pesada y reiterativa, y el espectador se pregunta si algo puede aún ir peor en la vida de Yann, si Kahn no se habrá excedido en su pintura negra y apocalíptica, si no le falta algo de sutileza y contraste al presentar un panorama tan desolador. Guillaume Canet hace un gran trabajo como héroe de carne y hueso que reclama su derecho a soñar, que se niega a darse por vencido en un mundo de injusticia y corrupción, que está dispuesto a perdonar y conceder una segunda oportunidad… porque ha aprendido a amar. Y todo sin abusar del ternurismo fácil y sin abandonarse al happy end hollywoodiense.

Sin traicionar su vocación crítica hacia el sistema capitalista, Kahn apuesta por los valores humanos para mostrar la salida a un callejón de especuladores y demás ladrones, y concede a Yann -y al individuo- la posibilidad de firmar su propia salvación (después de haber firmado su condenación)… para convertir la pesadilla en sueño de felicidad.

Calificación: 6/10

 

En las imágenes: Fotogramas de “Una vida mejor”, película distribuida en España por Golem © 2011 Les Films du Lendemain, Cinémaginaire, Maia Cinema, Mars Films y France 2 Cinéma. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 4 octubre, 2012 | Categoría: 6/10, Año 2012, Críticas, Drama, Francia

Etiquetas: Cédric Kahn, familia, felicidad, Guillaume Canet, trabajo, Una vida mejor