Revista Cultura y Ocio

Underwear – Pulp

Publicado el 18 enero 2016 por Srhelvetica

507 entradas me ha costado poder decir esto que sigue: con este de hoy, ya son 500 textos (mejores o peores) los que he escrito sobre otros tantos 500 temas, qui-nien-tos ¿Son pocos o muchos? En realidad, no me parece que sean tantos, pero desde luego sí que quiero celebrarlo de algún modo especial, más que nada porque casi cuarenta meses después de empezar a escribir sobre música, aún me siento contento de haber empezado a hacerlo.

Lo hago, como no podía ser de otra manera, con la banda de mi vida. Oye, que son quinientas canciones, que esto no se puede conmemorar de cualquier manera: aún a riesgo de aburrir con mi insistencia a todos aquellos indiferentes (¿existe alguno?… ¿en serio?) a los encantos de los de Sheffield, me siento moralmente obligado a recurrir a una de los mejores temas, de uno de los mejores discos, de una de las mejores bandas sobre la faz de la tierra. Por supuesto, y aunque ya lo sabéis todos, hablo de “Underwear“. Hablo de “Different Class“. Hablo (sí, otra vez) de Pulp. Esperaesperaespera, no te levantes, amigo lector, vuelve ahora mismo tu asiento: hablo de SE-XO. Mejor así ¿no?.

Vamos con el primer revolcón: “Underwear” NO fue nunca sencillo. En serio, no hace falta que lo compruebes en la wikipedia: no lo fue, y créeme que soy el primero que se siente escandalizado porque una canción tan monumental no estuviera copando las listas de éxitos en 1995. La cuestión es que aunque el público más entendido ya estaba familiarizado con la pluscuamperfecta fórmula de los británicos, ciertamente el éxito masivo y mundial se alcanzó en primer término a través de hits incontestablemente bailables. Tanto la simplísima e hiperadictiva estructura rítmica de “Common People” como el disco-pop desprejuiciado de “Disco 2000” apelaban a la inteligencia del oyente al tiempo que le hacían mover los pies, algo que desde luego no ocurría con la décima pista del ábum, un baladón teatral a lo (¡ay!) Bowie que nos convertía en espectadores privilegiados del melodrama. Pero no nos adelantemos demasiado, empecemos por el principio…

La primera versión conocida del tema se escuchó, curiosamente, en Bélgica: el 10 de julio de aquel año, en el marco del llamado Dour Festival, el grupo liderado por Jarvis Cocker ratificaba sobre el escenario el proceso de transformación de aquel (hasta el momento) puñado de freaks en auténticos iconos de la modernidad. Sí que es cierto que el grupo había logrado una notable repercusión (tanto crítica como en lo que se refiere a público) en su país natal con “His ‘n’ Hers“, el disco que justamente estaban presentando en gira, pero esta ciertamente palidecería al lado de la exposición mediática que -muy en particular, Jarvis- iban a lograr con su siguiente álbum. El caso es que si damos por ciertos los datos existentes en Setlist.fm, en aquel concierto sonaron 8 canciones pertenecientes a “His ‘n’ Hers“, y sólo una del nuevo disco, todavía inédito. No he podido encontrar datos al respecto de cómo fue presentada “Underwear” al público presente, pero podemos imaginar que Jarvis diría algo parecido a estas palabras, registradas meses más tarde en su concierto en el Villa Leisure Centre de Aston.

Esta canción trata sobre llevarte a casa a alguien, algo que te pareció una buena idea en un primer momento. Pero cuando por fin estás a-punto-de, cuando realmente te ves ahí, en ropa interior delante de esa persona,  y te das cuenta de que realmente no lo deseas, ¿cómo escapas de esa situación?

El sexo como termómetro con el que medir el (mal) estado de nuestra sociedad, el sarcasmo como evaluación de la (casi) siempre decepcionante realidad: puro Jarvis Cocker. Vergonzantes escenas de interior expuestas sobre el escenario, melodramas de extrarradio a modo de espejos deformantes en los que se refleja lo lejos que estamos de ser lo que habíamos previsto para nosotros. Pero no se trata de una caricatura; lo cierto es que no resulta tan complicado reconocemos en esos personajes, confrontados a situaciones para nada extraordinarias: en la chica que espera nerviosa (y en ropa interior) a que aquel tío raro que ha conocido en un bar suba las escaleras; en la pareja que hace tiempo sustituyó el sexo por horas de televisión; en el tipo que se encuentra de pronto colocado en medio de Dios sabe dónde, sin saber realmente cómo llegó allí y en qué momento dejó de ser divertido  ¿Quién dijo que éramos unos freaks, unos inadaptados? Somos exactamente como ellos, somos (common people) gente vulgar y corriente. Y tal deberíamos dejar de estar avergonzados de ello.

El primer registro del tema acontece el 9 de septiembre de 1994, en el marco de una sesión con John Peel (la tercera: el legendario DJ y periodista musical ya había grabado con ellos en 1981 y 1993) en la que también se interpretaron “Common People” y “Pencil Skirt“. La edición en 2006 de aquellas sesiones nos permite escuchar a unos Pulp en los que el violin de Rusell  Senior aún tiene -es una opinión algo personal, supongo, habrá quien piense lo contrario- demasiada presencia, pero que ya están listos para grabar unas canciones prácticamente definidas en su forma final. En lo que se refiere particularmente al tema que protagoniza la entrada de hoy, sí que se nota un uso aún modesto de los sintetizadores (Cándida Doyle adquiriría un protagonismo mucho mayor en la versión definitiva del tema), y  resulta curioso ver como en la cabeza de Jarvis aún se estaban elaborando algunos de los giros vocales que muchos aprenderíamos después de memoria (ese “babe” en vez de “Jesus” en “So why is it so hard for you to touch him / For you to go and give yourself to him, oh, Jesus“…), pero en lo fundamental son canciones que tan sólo necesitaban de la producción adecuada para convertirse en legendarias.

Llegamos así a la primera publicación oficial de la pista, anterior en cinco meses al lanzamiento de “Different Class” (octubre de 1995): la canción se publicaba entonces como acompañamiento a la gigantesca “Common People“, en teoría en calidad de cara-b. (Quizá esta sea la única explicación posible para el hecho de que, cuando en 2002 se publicó el recopilatorio “Hits“, esta que es sin duda una de las canciones más queridas por los fans ¡y la quinta que más veces han tocado en vivo! quedara fuera de la lista, siendo únicamente incorporada en la versión para el Reino Unido). En los créditos, tal y como ocurre con la pista titular, lo que entendemos la formación “clásica” de la banda, esto es: con la presencia de Rusell Senior (guitarra y violín), y la ausencia de Mark Webber (guitarrista), quien justamente en ese mismo mes del lanzamiento dejaba de ser presidente del club de fans del grupo y se convertía en miembro oficial de pleno derecho (su nombre sí que aparecerá acreditado, de hecho, en las restantes canciones de “Different Class“).

Underwear” no abandona el que tal vez es enfoque permanente del disco (el voyeurístico, no sólo en su acepción sexual -que también- sino referido al hecho de mirar dentro de los espacios domésticos en los que nos creemos a salvo de la mirada pública), si bien lo proyecta desde una perspectiva prácticamente opuesta a la de “Live Bed Show“. Si en aquella otra gran balada del disco Jarvis nos enfrenta al triste decorado del dormitorio de una pareja en el que ya hace tiempo que no ocurre nada relevante, aquí ocurre justamente lo contrario: es precisamente la mera posibilidad del sexo lo que resulta aterrador. Se supone que estábamos preparados para ello, y de pronto nos sorprendemos cuestionando en un angustioso contrarreloj el consentimiento que a lo mejor no deberíamos haber otorgado. Y sin embargo, este tema de este consentimiento es abordado con una cierta malicia, como si Jarvis se situara en un plano omniscente desde el que cualquier tipo de empatía, más allá del sarcasmo, es imposible. Más aún, lejos de recurrir a la esperable moralina, parece como si la contemplación de la escena (I’d give my whole life to see it / Just you, stood there / only in your underwear) le divirtiera y quisiera compartirla con nosotros. Esa chica que espera en bragas y sujetador nunca se ha sentido tan sola, tan desprotegida, pero en realidad, no está tan sola como ella cree: Jarvis Cocker acaba de convertir su angustia tardoadolescente en un peep show, y estamos todos invitados a mirar. Y (como ocurre en esos documentales sobre vida salvaje, en la que rige el principio de no intervención cuando la fiera hambrienta se abalanza sobre la desvalida cría de impala) mientras siga siendo entrentenido, no pensamos hacer nada al respecto.

La imagen es doblemente potente: precisamente es el estado de desnudez el que nos hace sentir más vulnerables. Desnudarnos antes los demás nos expone a su (no siempre deseado) juicio, ahí es donde se muestan todas las imperfecciones que precisamente tratábamos de esconder. ¿No es muy fácil imaginarse a la protagonista de la canción, arreglándose para salir unas horas antes, en un proceso que justamente buscaba el efecto contrario a la vulnerabilidad en la que ahora se halla inmersa? La ropa con la que pretendía convertirse en un reclamo para el sexo opuesto se arremolina ahora en el suelo, los complementos que eligió y que tanto -eso le parecía entonces- hablaban por ella, se desordenan en este momento en un bodegón cutre sobre la mesilla de noche. Bragas y sujetador desparejados (si al menos hubiera escogido aquel conjunto tan mono…), a punto de desaparecer en una nube torpe de abrazos para dejarla finalmente reducida (there’s no escaping / the fact that you’re a girl and he’s a boy) a la mitad de un ensamblaje que resultaba mucho más glamuroso en su imaginación: en algún momento le pareció un plan apetecible, pero mientras escucha los pasos de ese chico, subiendo por la escalera, no puede esquivar la incómoda sensación de que nada está saliendo como ella había previsto.

Why don’t you shut the door
and close the curtains
‘cos you’re not going anywhere
He’s coming up the stairs
and in a moment
he’ll want to see your underwear

I couldn’t stop it now
There’s no way to get out
He’s standing far too near
How the hell did you get here?
Semi-naked in somebody else’s room
I’d give my whole life to see it
Just you stood there
only in your underwear

If fashion is your trade
then when you’re naked
I guess you must be unemployed, yeah
But once it’s underway
there’s no escaping
the fact that you’re a girl and he’s a boy

You couldn’t stop it now
There’s no way to get out
He’s standing far too near
How the hell did you get here?
Semi-naked in someone else’s room
I’d give my whole life to see it
Just you
stood there
only in your underwear

”I wanna, I wanna see you
Oh!”

If you could close your eyes
and just remember
that this is what you wanted last night
So why is it so hard
for you to touch him?
For you to go and give yourself to him
Oh Jesus!

I couldn’t stop it now
There’s no way to get out
He’s standing far too near
How the hell did you get here?
Semi-naked in somebody else’s room
I’d give my whole life to see it
Just you
stood there
only in your underwear

Oh c’mon, c’mon, c’mon now

”Do, do do do do
Do, do
Do do do
Do, do do do do
Do, do
Do do do”

Oh yeah, I want to see you
Want to see you standing in your underwear
Hey hey

Publicado en: Greatest HitsEtiquetado: 1995, Different Class, Island, Pop, PulpEnlace permanente1 comentario

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