Por Juan Cuccarese / @jcuccaok
Este es Boca. No el que se vio contra Arsenal el fin de semana, no. Ese era un equipo sin actitud, sin interés alguno por ganar. Esto que se vio hoy es el espíritu de Boca, es el Xeneize en estado puro. Cuando todos daban por hecho que Boca saldría a defenderse y a aguantar el resultado obtenido en La Bombonera, el equipo de Falcioni sorprendió y atacó constantemente a la Universidad de Chile. Boca jugó un primer tiempo espectacular, al cual solo le faltó el gol para liquidar la serie. Durante la segunda etapa, aguantó los embates de los dirigidos por Sampaoli durante los últimos minutos y logró volver a una final, luego de 5 años.
Durante la primera etapa, el Xeneize controló el juego desde el minuto 0 al 45, y mereció convertir al menos uno o dos goles de acuerdo al desempeño reflejado en la cancha. Apenas siete minutos luego de comenzado el encuentro, Mouche desbordó por la derecha y envió un centro a la medialuna, que Riquelme conectó de primera. La pelota se estrelló contra el travesaño de Herrera. Boca avisaba que no venía a defenderse y que buscaría aumentar la ventaja para asegurarse el pase a la final. El Xeneize logró inquietar constantemente al conjunto chilenocon innumerables desbordes de Mouche, una de las figuras del partido. Por si fuera poco, Riquelme se encontraba inspiradísimo y se mostraba preciso en cada pase y en la elaboración de las jugadas.
A los 23, quién tuvo la chance fue Fernandes, pero Orión reaccionó bien ante el cabezazo y evitó la caída de su arco. Apenas cuatro minutos más tarde, Mouche quedó mano a mano con Herrera e increíblemente definió al cuerpo del arquero. Durante el resto de la primera mitad, Boca continuó atacando al local y tuvo el gol en más de una ocasión, pero faltó precisión y no pudo concretar. La primera parte se iba con un visitante que asfixiaba a la U y que no la dejaba jugar.
Para el segundo tiempo, el local salía con la obligación de convertir si quería tener alguna chance de ser finalista. El 2 a 0 Xeneize en la ida complicaba al equipo chileno, que comenzaba a tirar a sus jugadores cada vez más adelante. Esto, si bien brindaba mayor agresividad, lo debilitaba de cara a una posible contra de Boca.
A los 53 minutos, un tiro libre para el local, ejecutado por Díaz, reventó el travesaño del arco defendido por Orión. La U comenzaba a amenazar a Boca, y se mostraba esperanzado para conseguir un empate. Ocho minutos más tarde, Díaz volvía a avisar con un bombazo desde afuera del área, pero una respuesta impresionante de Orión volvía a negarle el gol. El equipo de Sampaoli se desesperaba y mandaba a todos sus jugadores arriba. Mientras tanto, Boca respondía con contras de Mouche, uno de los más desequilibrantes del partido.
A los 71 minutos, un centro encontró bien ubicado a Fernandes, que sacó un buen cabezazo, pero Orión llegó a tiempo para quedarse con el remate. Nueve minutos luego, Ruidiaz reventaba nuevamente el travesaño del arco visitante. Universidad de Chile estaba cerca de descontar, pero la defensa Xeneize se mostraba atenta y Orión parecía infranqueable. A los 87, un cabezazo recorrió el borde del arco, pero no pudo ser empujado por Matías Rodríguez en primera instancia, ni por Rojas luego. La última la tuvo Boca: A los 91, un pase de Clemente habilitó a Cvitanich, pero el delantero definió mal y el partido finalizó 0 a 0.
Nuevamente, Boca es protagonista de una final de Libertadores. Otra vez Boca, como suele ser costumbre, al menos durante este último tiempo. En 12 años, Boca jugó 10 veces la Copa y llegó a 6 finales (contando ésta), de las cuales ganó 4 y aún falta disputarse la actual. Sin dudas, el conjunto Xeneize es el más regular de América en los últimos 15 años, y este miércoles buscará demostrarlo cuando dispute, en La Bombonera, el partido de ida frente a Corinthians. Se sabe que para Boca, nada es imposible. Boca tiene estirpe copera, “mística”, como le gusta decir a varios. Boca quiere volver a Japón. Se verá en esta final si vuelve a ser el mejor del continente. Material, le sobra.