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‘Uno de los nuestros’- Los “chicos listos” de Martin Scorsese

Publicado el 14 septiembre 2010 por Cinefagos

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Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón quise ser un gángster”. Henry Hill.

Los gángsters son los perfectos antihéroes, no porque sean como unos perdedores natos o personas sin opciones a triunfar en la vida, sino porque representan el lado opuesto a los defensores de la ley y protectores de inocentes. Tipos que hacen lo que quieren cuando les da la gana, que dejan tras de sí una imagen de éxito terrenal y poder. Dinero, coches, mujeres… son el tipo de cosas que hacen que los jóvenes se interesen por el mundo de la mafia. “Uno de los nuestroses una de las contribuciones maestras de Martin Scorsese al mundo de los italoamericanos, una película considerada como indispensable en cualquier conversación sobre la Cosa Nostra y un título capaz de rivalizar con “El Padrino” de Francis Ford Coppola. Su argumento nos habla de un chico, Henry Hill, y su obsesión por el mundo de los gángsters. En ella veremos su ascenso y caída acompañado de los personajes interpretados por Robert De Niro y Joe Pesci en una maraña de disparos, sangre, sexo, droga y mucha, mucha comida.

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“Uno de los nuestros” tiene todo lo que ha hecho único y grande a Martin Scorsese: gente con ganas de triunfar, conversaciones mafiosas, Joe Pesci diciendo chorradas en segundo plano, una buena ambientación, un montaje muy bueno y fluido y una banda sonora de altura. Para ser sinceros, esta película podría ser el equivalente a la mejor marca de un plusmarquista mundial, un deportista bien entrenado, joven y en su mejor momento. Aquí roza la perfección de su estilo, pero para mi gusto no es tan buena como otras películas que he visto de él. En Me parece una película demasiado larga, densa y aburrida, con un Ray Liota que te cae mal desde un primer momento (su risa es asquerosa, aunque a lo mejor es parte de un personaje con tantas ganas de considerarse un tipo duro) y un De Niro que, bueno, no hace ningún gran papel. Por otra parte está Joe Pesci, haciendo de lo único que se le da bien: enano cabreado. Aunque repetiría ese papel en “Casino”, aquí es mucho más pesado y cargante, así que no acaban de caerte bien, ni siquiera de gustarte como perfectos antagonistas.

Si dejamos eso al margen, la película toca muy buenos detalles sobre el mundo de la mafia. Los términos de los “chicos listos” son idénticos a los que se utilizan en la realidad para referirse a asociados de las familias sicilianas. De hecho nos quedamos en ese escalafón, en el más bajo del crimen organizado, un lugar poblado por personas que estarían dispuestas a asesinar a su madre a cambio de un reconocimiento, unas palmaditas en la espalda y la posibilidad de ingresar en la familia. Esos tipos son peligrosos, pero no tienen ningún poder más allá del que les confiere liarse a tiros entre ellos o hacer trabajitos menores. Están muy lejos de las altas esferas (que representan muy poéticamente en “El Padrino”) y se asemejan más a Donnie Brasco. Maleantes, asesinos y canallas que obedecerán cualquier orden.

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Pero mientras se hacen un hueco en este mundo se dan cuenta de que tiene sus propias reglas, y de que ellos jamás podrán formar parte de la familia al no ser sicilianos. De modo que la única forma de entrar en ese selecto club es que el único de ellos que tiene ascendencia siciliana Tommy De Vito (por cierto, impagables las escenas de la madre de Scorsese con De Niro, Pesci y Liota), entre en la familia. Sin embargo, De Vito es un peligro para todos, un hombre que puede matarte simplemente por olvidarte de traerle una copa (Pobre Christopher) y le quitarán de en medio como hacen siempre, con una sonrisa.

Conforme avanza el metraje nos damos cuenta de cuál es la posición de Henry respecto a la mafia. Suelen existir dos opciones: o el personaje siente remordimientos por ganarse la vida de esa manera (Como Michael Corleone en El Padrino 3 o Tony Soprano en algunos momentos) o se siente orgulloso de lo que hace y no soportaría vivir de otra manera. Henry disfruta siendo un gángster, le encanta que le atiendan antes en las panaderías, que le respeten, le encanta la imagen que proyecta en los “Don nadies”. Más o menos es lo mismo que le ocurre a su mujer (Lorraine Braco, la psiquiatra de Tony Soprano), le encanta hacer ostentación de lo que tienen. Como los gitanos, donde se cruza en muchas ocasiones el límite entre los sublime y lo francamente hortera. Escenas como las reuniones entre las mujeres de los mafiosos, con esos kilos de maquillaje, son una clara representación de ello.

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Son personas que viven en núcleos familiares, que lo hacen todo en grupo y que nunca se relacionan con extraños. Le dan una gran importancia al vínculo familiar (las costumbres sexuales en la Cosa Nostra son muy estrictas) y a la unidad. Bodas, bautizos, nacimientos, todo ayuda a formar un pequeño grupo que vive según sus propias reglas, que hacen lo que quieren cuando quieren, que nunca pagan impuestos, que no tienen por qué vivir como el resto del mundo y que pueden tener cualquier cosa con tan sólo desearla. Un mundo tan perfecto y atractivo que esconde la sangre y los asesinatos, los trapicheos con las drogas (que no gustan a los capos) y los problemas derivados de todo lo anterior. En una escena le dicen a Henry que ha aprendido dos grandes lecciones: no traicionar a nadie y mantener la boca cerrada, pero al final, tras un frenético día que pasa entre adicciones, albóndigas y helicópteros, canta como un pajarito y se acogerá al programa de protección de testigos para salvar su vida.

“Uno de los nuestros” puede ser considerada como la mejor película de Martin Scorsese, pero para mi gusto no es la más entretenida. Tiene grandes actuaciones y una trama muy buena, pero su excesiva duración puede llegar a aburrir un poco. No hubiera estado mal recortarle media hora y no hubiera pasado nada. Funciona bien narrando el ascenso y caída de un gángster cualquiera, pero no tiene el encanto y la perversa diversión de “Casino” o la más moderna “Infiltrados”. Es buena, muy buena, pero tanto que llega a diluirse un poco y te quedas con la sensación de que han querido abarcar demasiado, desde la fotografía al guión, y alguna cosas han quedado un poco flojas.

Para leer la ficha de la película pulsa aquí.

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